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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]TIENDA, CARAVANA, CAMPER, AUTOCARAVANA, Y… ¿VEHÍCULO AUXILIAR?: Mejor pensarlo antes de ciertas inversiones[/FONT]
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif](G. Belay).- En un foro de gran concurrencia como lo es el de Solocamping.com se expresan numerosas opiniones, todas respetables y todas discutibles. Es la sustancia, lo que le procura la vida y el fin que se persigue. Los más novatos e indecisos piden consejo y los más veteranos y expertos intentan resolver esas dudas; y, a veces, tienden a confundir un consejo con una sentencia, se molestan si alguien no coincide y hasta pretenden imponer su criterio desde el enfado. Vive y deja vivir, que dijo alguien. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Sin pensarlo y casi de repente me he encontrado en la situación de cambiar de elemento de acampada, y por lo tanto, en la duda que tienen muchos de los que se están iniciando en esta estupenda filosofía del campismo, pues esta es la premisa principal de la que hay que partir:
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El campismo es una filosofía
, una forma de llenar el ocio que nada tiene que ver con aquellos que lo hacen en un apartamento o en un hotel; es, y sin perjuicio de las economías de cada cual, otra manera de ser, de estar y de viajar. De eso va esta reflexión que, espero, pueda ser útil para los que se inician y dudan.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]ANTECEDENTES [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]En síntesis y desde mi avanzada edad y mis largos años de campista con experiencia en todos los elementos posibles (incluso barcos de recreo y estancias en puertos deportivos), para los que no me conocen les diré que empecé hace 48 años con una Vespa y una pequeñísima tienda prestada, con mi esposa embarazada de 8 meses (permiso del médico) y para pasar un fin de semana con puente. Al otro puente, 30 días después, tenía mi propia tienda; y al año siguiente éramos tres y otro en camino. Y al otro cuatro, y la Vespa con un sidecar. De ahí a una tienda familiar y un mini coche (parecido a estos que ahora se conducen sin carné), y más adelante otros varios coches (mi pasión) hasta llegar a una caravana y luego otras… y después un furgón adaptado, y otro camper y, por fin, mi gran ilusión: una California. Entre mi primera acampada y la California 48 años y muchas aventuras, muchísimas acampadas, mucho cebolleteo, algunos camping que se acabaron instalando donde hacíamos acampada libre, muchas playas que íbamos dejando porque se civilizaban en exceso… y muchas pernoctas en áreas de servicio de media Europa. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]SANTOS INOCENTES [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]No me acuerdo quién, en el foro de Solocamping.com pedía consejo sobre las ventajas (precio) y desventajas (desconocimiento del historial) de adquirir una California de ocasión de las importadas. Entre otros varios, opiné del riesgo que se corre, de la imposibilidad de conocer con certeza el historial, y de la falta de garantías; y le aconsejaba que, salvo en casos de conocer con cierta seguridad a la persona que te la vende y estar seguro de que no te va a engañar, no era aconsejable invertir. Y le añadía: “como pudiese ser mi caso, si bien yo no la vendo”. Por lo tanto hay que meditar mucho la inversión que se hace, pues no [FONT=Arial, Helvetica, sans-serif][FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]
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[/FONT]tiene vuelta atrás y para muchos de nosotros, ciertas cantidades no son pecata minuta.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Todo esto ocurría el 28 de diciembre, Santos Inocentes, y en el foro había varias inocentadas sobre ventas y compras súper sensacionales. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Unas tres horas después de haber contestado aquel mensaje, me dio por reflexionar si me convendría vender mi California. Como llevo bastante cuenta de lo que ando y lo que gasto, y por estar cerrándose el año 2004, repasé los papeles y comprobé que en todo el año había recorrido con la California (era mi coche para todo) 7.000 kms de los que sólo 3.000 lo fueron para ocio con unas 20 pernoctas de las que salvo dos, todas fueron en camping. Los otros 4.000 correspondían a los desplazamientos ordinarios. Y, en el año 2003 casi los mismos números (8.000 kms) y las mismas pernoctas. Nada que ver con los años anteriores que el kilometraje rondaba los 50.000 y las pernoctas las 200 casi todas en áreas de servicio y unas pocas por libre y en camping a partes iguales. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]¿CUANTO ME CUESTA? [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Una California TDI de 103 caballos, por cuidadoso que se sea con el pie derecho, consume como mínimo un 10% porque pesa 2.150 kilos más el equipo y trastos que se llevan siempre, más dos personas… o sea: 2.500 kilos. Este peso en tráfico urbano dispara el consumo a un 14% y en carretera a un 11%; y, si en autopista a, mínimo un 12%. Como anda, y mucho, si en autopista te planteas una marcha de crucero sobre 150 k/h el consumo no baja del 14%. Los 80 litros que carga el tanque de combustible no te alcanzan para una autonomía de 800 kms sino que a partir de los 700 y tal cual le exijas, te verás obligado a repostar. Entonces, en esos 4.000 kms de uso ordinario que le venía dando estaba gastando un exceso de combustible que no se compensaba con el rendimiento que en los otros 3.000 obtenía en el uso para el ocio. Por eso empecé a reflexionar sobre la conveniencia de cambiar mi elemento de acampada y mi vehículo para el uso ordinario, máxime cuando la California estaba bien conservada y bien equipada, con los kilómetros en su justo punto; por lo tanto, o la vendía ahora o su depreciación sería mayor. Y decidí que era el momento de venderla por un precio equilibrado. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]SOLUCION 1 [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Dijo Einstem (o dejó dicho en alguna parte) que lo importante es seguir pensando. Y empecé a buscar soluciones alternativas que me permitiesen seguir disfrutando del campismo y los viajes, y al tiempo a un precio más razonable. Pensé en comprar un coche pequeño, de ocasión, para los desplazamientos ordinarios: bajar a la ciudad a cualquier gestión, llevar a mi esposa al súper, acudir a alguna celebración, etc.; y, para el ocio, una autocaravana, también de ocasión, no aparatosa, quizás una perfilada, si fuese posible con un motor de más de 100 caballos.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Sopesé la circunstancia de que son dos vehículos matrículados, dos seguros, dos impuestos municipales, ocho ruedas, dos tanques de combustible y, además de todo esto, dos coches usados y previsiblemente con achaques. Aun así, era el paso natural tras el recorrido de tiendas, caravanas y camper. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]SENSACION DE LIBERTAD [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Tras esta reflexión y aceptado que con el importe que me diesen por la venta de la California no estaba claro que fuese suficiente para esta operación, abrí un nuevo debate sobre lo que se viene llamando “sensación de libertad”. Está claro que esa sensación se aprecia mucho más con un camper; y he de añadir que en dos ocasiones tuve dos autocaravanas de alquiler con las que recorrí por dos veces media Europa; experiencia que añadir a las múltiples veces que llevé a cabo viajes parecidos con los tres camper que he tenido. O sea: de esto de la sensación de libertad ya tengo claro que una cosa es la sensación otra la puñetera realidad. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Por Europa me he desplazado a un destino concreto[/FONT][FONT=Arial, Helvetica, sans-serif], y por eso, desde la salida hasta ese destino, nunca tuve problemas de pernocta, pues las áreas de servicio me parecieron siempre el mejor punto para hacerlo. Al ir a un destino determinado, allí, con otros cientos de campistas, teníamos todo lo necesario sin mayores problemas. Y, en otros viajes organizados, más de lo mismo. Pero de un tiempo a esta parte el tema de las autocaravanas se está poniendo crítico, salvo que escojas (por jubilado) los meses de temporada baja.
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Nunca sabes si cuando logras estacionar alguien te vendrá a llamar la atención, a amargarte la noche por cuidadoso y respetuoso que seas con el medio ambiente. Por eso diferencio entre sensación y realidad, entre los mensajes publicitarios (“viajarás sin otro límite que el que tú te fijes…” y otros de este estúpido estilo) y las ordenanzas de los municipios que te prohiben estacionar y pernoctar hasta en tu propio garaje. Y esto, desgraciadamente, lleva camino de ir a peor pese a los esfuerzos de algunos colectivos, pues eso de que el límite lo pones tú, alguno piensa que es una patente de corso para hacer lo que le da la gana.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]También he ido comprobando cómo algunos autocaravanistas no consideran suficiente la solución de las bicis, como complemento de movilidad en etapas de descanso, e incorporan motos, que, si hay niños, han de ser coches tipo Panda o así, que se llevan remolcados en una plataforma. He visto más de una California con un remolque en el que se llevaba una moto y otros complementos como avance y equipaje. ¿Un avance para hacer campismo itinerante con un camper? ¿Y una moto como vehículo complementario? [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]PARADOJA [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Entiendo que si de un camper hay que destacar su agilidad de marcha, su posibilidad de aparcamiento en puntos urbanos, engancharle un remolque lo convierte en vehículo articulado y la agilidad de marcha disminuye; y de estacionamiento urbano, nada. Quede claro que entre otros equipamientos, mi California tenía gancho que lo utilizaba para remolcar un carro especial para llevar los perros a las exposiciones. Nunca para ir de camping. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Si invirtiese en una autocaravana de tipo mediano, y acabase sintiendo la necesidad de un vehículo auxiliar (no de pedales, claro) no sólo para los desplazamientos ordinarios, sino como complemento en mis viajes con ella, me iba a encontrar con, de nuevo, un vehículo articulado como cuando tuve mi última caravana,
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un consumo elevado propio de un vehículo de 3.500 kilos de tara (mínimo), acrecentado por el remolque de otros 1.500 kilos de la plataforma y el coche auxiliar. Para más problemas, en el garaje no me cabe un coche de más de 5 metros . Y ya, mi veteranísimo permiso que decíamos “de segunda” sería insuficiente y habría que tratar de obtener el “de primera” que, si ahora me exigen (por la edad) renovarlo cada dos años, entonces creo que sería cada año.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]La solución 1 me resultaba carísima, onerosa, inviable y dudosamente práctica. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]SOLUCION 2 [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Para tener dos coches hay que tener unos ingresos importantes; y, sobre todo, necesitarlos. Si es un matrimonio que trabajan los dos y todos los días tienen que desplazarse a lugares diferentes, es, en cierto modo, una solución. Un coche puede valer como mínimo dos millones de los de antes. Alquilando un taxi todos los días laborables, aunque costase mil pelas, con dos kilos se puede ir al trabajo durante 7 u 8 años. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Reconozco que cuando era más joven nunca me paré, ni quise pararme, a hacer estas cuentas.
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Dicen que un buen padre es aquel que deja que su hijo se equivoque, y después, le ayuda. O del viejo, el consejo.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]La solución 2 viene a ser que para acabar con un vehículo auxiliar o una plataforma que me convierta la auto en vehículo articulado, en vez de dar ese paso, que parece el natural tras deshacerme de un camper, en mi caso y tras mucho pensármelo, decidí volver “casi” al origen: coche nuevo con todo el equipamiento posible y a gasolina, y caravana de ocasión, todo ello dentro del importe obtenido por la venta de la California y… 700.000 pelas de las de antes en la cuenta para pagar la diferencia del precio del gasóleo a la gasolina. Si gastase un 10% de consumo medio (con y sin caravana enganchada) y según mis cálculos, además de un coche nuevo y una caravana, me ha quedado ese resto con el que tengo cubierto el combustible de 7 años. Salvo que se encabronen los árabes y revienten el barril de “brent”. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]EL COCHECITO [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Pues elegí el Citroen C-2 porque quería un coche pequeño suficiente para dos personas; lo quería de gasolina; lo quería con cambio automático y secuencial; lo quería equipado a tope; lo quería equilibrado en potencia (110 cv.) para remolcar una caravana; y… lo quería nuevo.
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Para estas premisas disponía de un dinero limitado. Hubiese sido mejor un C-4, por ejemplo, pero entonces en vez de dos millones doscientas mil pelas, ya estaría en los cuatro y los consumos y los gastos de sostenimiento serían más costosos. Un C-3 es lo mismo que un C-2 pero para 4 personas…
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Lo del cambio automático (de los de ahora con embrague pero sin pedal) es una maravilla y un placer conducirlo, y más, si cabe, tirando de la caravana. El consumo es superior cuando se tira de ella, pero no tanto como yo esperaba. En tráfico mixto me indica un consumo medio de 9 litros a los 100 kms. No creo que llegue al 10 cuando la llevo remolcada. Diciéndolo todo, un coche pequeño y potente exige una suspensión más bien dura. Con eso contaba. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Los 110 caballos son más que suficientes para que el coche suba rampas importantes a 80 y en llano supere con facilidad los 100 en autopista, si uno se olvida de la prudencia y pierde la paciencia. En suma, mis prevenciones en este apartado están ampliamente superadas. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]LA CARAVANITA [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Claro: con un coche de 1.100 kilos de tara no me autoriza la ficha técnica a remolcar, con freno, una caravana de peso superior a 565 kilos. Así que me lancé a la búsqueda de una caravana de ocasión que pesase menos para que, si la GC me para y pide las fichas técnicas, todo estuviese correcto. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Busqué en internet, miré los mercadillos de los foros y confieso que después de casi 20 años sin poner interés en el mercado de caravanas, ni nuevas ni usadas, anduve pero que muy desorientado. Ni tenía idea de marcas, ni diferenciaba modelos… sólo una característica: ha de pesar menos de 565 kilos y, si en el mercado de ocasión no encuentro nada en buen estado, me sacrificaré y buscaré en el de nuevo. ¿Una Eriba? Quizás, pero lo que ví en Internet no me moló; estas cosas o se ven y se palpan o no se sabe qué se compra. Así que cerré las visitas virtuales y me fui a lo más próximo, que es una empresa que en Vigo suele tomar a cambio caravanas usadas como entrada de las nuevas… y, cuando el hombre se convenció que mi límite no era tanto el precio como el peso, me enseñó la única que cumplía esa premisa: Una Roller Aloha que me dejó, como decía una forera, con cierto yu-yu. También me ofreció una Adria con aseo, en foto, que estaba en Santiago. Como me iba de vacaciones con los ancianos del puto inserso, dejé una señal para que a los 20 días que estaría de regreso, y con mi esposa, viésemos las dos y optásemos por una. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Así lo hicimos, y a finales de enero del año de gracia del 2005, de paso que estrenábamos el cochecito, nos fuimos a Santiago, vimos, no nos gustó el estado de conservación, vi en la placa la tara (más de 600 kilos), nos fuimos a Vigo, la Aloha me dio una impresión mucho mejor que la primera vez que la ví, mi parienta dijo que no había color, que la otra no la quería ni regalada, encima era 50 mil pelas más barata, cerramos la operación, acordamos ponerle unos estores y un estabilizador, alguna chorradita más y un mini váter químico nuevo como el que teníamos en la California. En total: 600 mil pelas. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Por fuera está impecable, aparenta nueva; por dentro, rematada en paneles de chapa de acume imitando madera, tiene una gran apariencia, y es evidente que quien quiera que fuese su anterior propietario (o propietarios), fue gente cuidadosa y, posiblemente, ha dormido muy pocas noches a la intemperie.
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La distribución es clásica con comedor/dormitorio de matrimonio y comedor/dormitorio estrecho; además una litera encima de este segundo comedor que le hemos desmontado, pues no la necesitamos. En medio un amplio armario y la cocina, la nevera y la fregadera. Tiene 3,30 de largo (sin contar la lanza) por 2,33 de ancho, lo que le procura un espacio interior importante para sus dimensiones. Viniendo de un camper nos parece un palacio.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Tras traerla, durante una semana hemos estado adaptando todo lo que en la California llevábamos como equipo fijo, y nos encontramos con que nos sobra un 75% de espacio en tambucos superiores, tambucos bajo los asientos, armario… y, por si fuese poco, trae un buen avance que tiene toda la pinta de no haber sido usado más allá de “verlo” puesto, pues pesa y estorba lo suyo, y los oscurecedores de todas las ventanas que, estos sí, ni siquiera han sido estrenados, ya que incluso traen las etiquetas de los precios. En la medida que la ocupas con tus propias cosas, la caravana acaba pareciendo como si la acabases de estrenar. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]¿VALE LA PENA REFLEXIONAR ? [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Reflexionar, se entiende, antes de invertir. Porque no siempre, cuando decidimos una inversión como es un vehículo con motor somos conscientes de que un porcentaje importante, el IVA, se pierde; y la depreciación supone otro porcentaje importante no recuperable. Quiero decir que un piso, un apartamento, se revaloriza con el paso de unos años; un vehículo a motor en ese mismo tiempo hace que pierdas cuando menos el 50% de la inversión. O más. Y una autocaravana vale entre 8 y 10 millones de pelas que es dinero, consume entre un 14 y un 16 por ciento y no la puedes tener a la intemperie, porque aun se desvaloriza más. [/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Es cierto que en mi caso resulta que vivo en una cabaña de madera en la ladera de una colina y con un paisaje que te cagas; es cierto. Quienes viven en un piso necesitan más que yo salir y tener sensaciones de libertad. Es mi ventaja; además tengo un sitio para guardar el coche y la caravana. Todo esto es cierto, como es cierto que antes de invertir, o de colgarse en un crédito, hay que reflexionar.
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Un coche y una caravana te proporciona, si te gusta viajar, tantas satisfacciones como una auto, y no siempre, la sensación de libertad se compagina con la realidad: ni corres todo lo más que te supones que correrás; ni llevar 50 litros más de agua te garantiza que el aseo sea superior al de una caravana media. Hacer campismo itinerante tiene un precio, y si quieres confort y seguridad acabas recalando en un camping, cuanto mejores instalaciones, mejor, y por lo tanto, más precio. Los caravanistas lo tienen claro, y los autocaravanistas, digan lo que digan, igual.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Dicho todo esto, ha de quedar bien claro que para gustos están los colores, y no siempre reflexionar sobre la inversión es premisa principal, sino otra tan difícil de evaluar como puede ser la ilusión. Con la ilusión especulan fabricantes y vendedores a través de eficaces campañas de publicidad. [/FONT]

 
curiosamente chafardeando por la red me e encontrado con esta istoria que me a llamado mucho la atencion me a parecido buena idea ponerlo
 
Me ha gustado mucho la historia... justamente es la reflexion que hice yo antes de comprar la caravana. Las autocaravanas estan muy bien, pero hay que sacarles partido, en mi caso que voy a ir de camping si o si, lo ideal es la caravana, que te permite desenganchar y ser un vehiculo "normal" para ir donde quieras por la zona.
Tambien para paradas en ruta, no tengo problema en hacer vida dentro de mi caravana que la voy haciendo lo mas autonoma que puedo para que sean comodas esas paradas.
Pero bueno para gustos los colores y para gustos campistas... los diferentes elementos de acampada :p

Gracias por compartir la historia.
 
Nosotros, a la hora de decidirnos por una caravana hemos tenido en cuenta muchas cosas, siempre hemos ido con tienda, en principio canadiense prestada, iglu pequeña y la última tipo tunel familiar y decidimos dar un paso adelante. Sabiendo que por el trabajo ahora no podemos salir tan a menudo y que el uso son unos 20/25 dias al año, una caravana es a priori un gasto innecesario, pero hicimos cuentas, y si la caravana era asequible, era de 750 kg (por el ahorro en ITV) y teniendo sitio para guaradarla "gratis" la cosa no era tan extrema. La opcion del carro tienda ni la planteamos.
Total que despues de comprar la caravana 1400 euros mas los arreglos unos 800, el único coste cuando no la usamos son 16 euros a año del eguro, y el cambio de ruedas cada 4/5 años, cosa que no nos parece demasiado. Eso si al usarla el coste de consumo se dispara, pero solo son dos viajes al año y llegar al camping y estar ya instalado con cama como la de casa no tiene precio.
 
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