Calle la Rua. Entra por Plaza de San Jaime, sale a San Nicolás.
Desde tiempos remotos esta antiquísima calle se llamaba "RÚA", nombre derivado del vocablo latino RUGA, (camino carretero, el que está expedito para tránsito de vehículos con tracción animal).
Pasados los siglos, llegó la dominación mahometana que encontró un pueblo ya formado, aunque con cierta timidez que solamente se acercaba hasta el riachuelo Mediavilla.
Es a partir del siglo VIII o IX cuando la calle comenzó a florecer, se fueron edificando casas a ambos lados de ella, Tudela se ensanchó ocupando su casco urbano el solar formado entre los ríos Mediavilla, Queiles y Ebro.
La "Rúa" ocupó en pocos siglos el lugar preferente y mejor de Tudela, en sus solares se fueron levantando palacios, cuyos propietarios eran los hidalgos del pueblo, en sus fachadas colocaban los escudos de armas de las familias, los bajos se ocuparon con tiendas que vendían los mejores artículos; la auténtica aristocracia tudelana vivía en este lugar; la calle fue creciendo hasta la confluencia con la actual Plaza de San Jaime.
Cuando en el año 1119 Tudela fue conquistada por el "Batallador", la "Rúa" ya era una calle antigua y Tudela había llegado hasta la misma orilla izquierda del Queiles.
La calle fue testigo de guerras; sus casas y palacios albergaron como propietarios y huéspedes a grandes personajes del más alto linaje. Tuvo su mayor esplendor a finales del siglo XVI y durante el siglo XVII.
Todavía hoy, existen verdaderos palacios, entre los que destacan la Casa del "Almirante", viejo caserón de 1525 a 1570, cuya fachada conserva el sabor artístico de influencia renacentista, aunque el alero parece ser mudéjar. Sobre este palacio no se ha podido averiguar ni su origen ni el sobrenombre. Otra de las grandes casas que se conservan es la actual "Casa Parroquial" de San Jorge, que fue levantada en los primeros años del siglo XVIII por D. Pedro Maisterrena, ganadero de la montaña Navarra, una de sus hijas casó con un miembro de la tudelana familia de los Gendulain, ganaderos de toros bravos, la famosa ganadería de "Carriquiri", en esta casa vivió y murió D. Mariano Sainz y Pérez de Laborda, autor de los "Apuntes Tudelanos". Otro palacio que hoy forma esquina con la calle de Serralta tiene páginas de historia en nuestro pueblo, perteneció a la familia de los "Apérregui", de linaje y fortuna más cuantiosas de Tudela; en la Guerra de la Independencia Española esta casa albergó a mariscales y generales franceses, siendo en esta época propietario D. Joaquín de Apérregui y Montesa, nieto de los Marqueses de Montesa, que a su vez eran propietarios y vivían en la desaparecida "Casa del Liceo" que existió en la calle de San Nicolás. Se conserva también otro palacete o caserón que bien pudo ser morada de hijos hidalgos tudelanos, se trata de la casa que desde el año 1944 es sede del recordado y nunca olvidado "Centro Mariano" y también de las Congregaciones Marianas, que con gran acierto y santidad dirigió el llorado y muy querido Padre Baztán. Todas las generaciones del 40 al 70 recordaremos con cariño y nostalgia aquel caserón, donde cada noche nos reuníamos las juventudes en verdadera hermandad.