caravanamalaga37
Participativ@
Desde hace algo más de dos años he estado dejando estacionada mi caravana en el Camping El Torcal de Antequera, sito en Carretera C-331 km. 6, de Antequera (Málaga). Solamente hemos salido en todo este tiempo con ella unas tres semanas ,el pasado mes de julio, y para evitar que los neumáticos sufrieran decidí comprarle hace un año cuatro caballetes y levantarla con ellos. Hasta ese momento no hubo ninguna incidencia reseñable con el Camping. Fue al poco tiempo de haber comprado los caballetes cuando empecé a tener problemas. Resulta que la movieron de sitio para realizar un encuentro. Hubiera preferido que me hubieran avisado de que la ponían en un rincón, pero todo entraba dentro de lo normal. La sorpresa me la llevé cuando pregunto a un encargado como subieron la caravana para quitar los caballetes y me dice que con las patas de la misma. Cualquier caravanista sabe que las patas están pensadas únicamente para estabilizarla y que hacer soportar el peso de la caravana en las patas puede suponer causar un serio destrozo en el suelo o en la estructura de la misma. En ese momento muestro mi perplejidad porque sé que ellos tienen un gato hidráulico guardado en el cuarto de herramientas, que es el que me prestaron en el momento de subir mi caravana para colocar los caballetes, y no entiendo por qué no lo utilizaron. Miro la caravana a fondo para ver si se ha producido algún daño visible y hago llegar mi queja verbal al encargado de recepción del Camping, que me dice que no se volverá a repetir la situación. De todos modos, y como ya empieza a parecerme sospechosa, negligente e irresponsable la actitud y el comportamiento del Camping, al cabo de varias semanas le pongo a las ruedas sendos candados, para al menos obligarles a tener que llamarme para quitarlos y asegurarme que se levanta la caravana con un gato.
El mes de julio llegó por fin, tras dos años desde nuestras últimas vacaciones con la caravana, y estamos fuera unas tres semanas. Y llegó la gota que colmó el vaso. El día 2 de enero me desplazo desde mi localidad de origen (a 60 ó 70 kilómetros de Antequera) al Camping para abonar el período anual que va desde el 13 de enero de 2011 al 13 de enero de 2012. Cuando llegué al estacionamiento me encontré la caravana sin los dos caballetes del lado izquierdo y con los dos del lado derecho inclinados, provocando que la caravana estuviera levemente ladeada y soportando la mayor parte del peso una sola rueda. Me percato también de que me han robado la Antena de televisión que está sujeta al techo, estando roto el cable que la unía con el interior de la caravana. E igualmente observo que me han robado dos terminales de rosca hembra de la caravana, una que sirve para introducir el agua en los depósitos, y el segundo elemento para desaguar las aguas grises del lavadero. Comunico los hechos a un encargado, de nombre Juan, quien me asegura que dará parte de lo sucedido a Justo, el gerente o propietario del Camping, para solucionar con el seguro de responsabilidad civil el problema que se ha planteado, y repararme los daños provocados en la caravana de mi propiedad. Muestro en ese momento mi malestar porque NADIE me había avisado del estado de mi caravana, pese a ser ostensible, y que ha podido estar así dos meses, el tiempo que llevaba sin mirarla sin que nadie del Camping se hubiera dignado a avisarme por teléfono. Juan se disculpa, asegurándome que me llamará por teléfono a la mayor brevedad posible para dar una respuesta a mi reclamación.
Este problema y el anterior suceso (levantarme la caravana a lo bestia, con las patas), que denotan cuanto menos una actitud irresponsable y negligente por parte de los responsables y encargados del Camping El Torcal me hacen pensar que las caravanas estacionadas no reciben NINGÚN tipo de atención, e independientemente de la exigencia de reparación de los daños producidos, decido llevármela hasta un terreno de mi propiedad. Por consiguiente, decido no volver a renovar el estacionamiento de mi caravana, que era lo que pensaba hacer en un principio.
Tras dos semanas y media sin que me hubieran llamado por teléfono decido llamarles yo para preguntar por las gestiones con la compañía aseguradora, y recibo como respuesta únicamente que "están esperando respuesta del seguro". Tras tres o cuatro llamadas más por mi parte, y no habiendo recibido en todo este tiempo ninguna llamada por parte del Camping, el pasado viernes 4 de febrero consigo que me den el teléfono de Inés, esposa de Justo. Dicha Sra. Se limita a decirme que han hablado con la compañía de seguros y que les han dicho que al ser la antena un elemento "externo" de la caravana no lo cubre su seguro, y que por tanto no me pagan ni la antena ni los caballetes ni los terminales de rosca. Incluso me comparó el robo de la antena del techo con el caso de un usuario que hace unos meses dejó una chaqueta en uno de cuyos bolsillos tenía documentación y dinero, encima de una mesa al lado de su caravana y le robaron la chaqueta. A lo que yo le respondo que la antena de televisión es un elemento de la caravana que está sujeta al techo, del mismo modo que una ventana es un elemento externo y no puede compararse su sustracción y la rotura del cable al abandono potr desidia o dejadez de una cartera con dinero. La Sra. Inés antes de colgar me dice que no espere que ellos se vayan a hacer cargo de lo que me han robado en sus instalaciones, y que reclame lo que quiera. Y eso, evidentemente, es lo que he hecho, porque ya no es la antena ni los caballetes, que a estas alturas me dan lo mismo. Es que te duele que te estén tomando el pelo, cobrándote por el estacionamiento de una caravana que supone para una familia mucha ilusión, y que no solamente no le echen un miserable vistazo durante quién sabe cuantas semanas, sino que como cuando me la subieron con las patas les importe un pimiento si se destroza o no. Y no es de recibo que cuando fuí ayer a Antequera (a 70 kilómetros de mi domicilio) a solicitar la Hoja de Reclamaciones, el dueño del Camping El Torcal (Las Vivarenas, SL), Sr. Justo, al que ví por primera vez en dos años, se permitiera dudar de mi palabra y a decirme que no consentía que dudara de la profesionalidad de sus encargados. Iba con mi hijo pequeño y no le dije varias cosas que me hubiera gustado decirle. De todos modos no se consigue nada discutiendo. Pese a todos los intentos por su parte para que no presentara mi Reclamación (incluso uno de sus encargados se permitió aconsejarle que no aceptara mi escrito, desconocedor sin duda de las repercusiones que esa actitud podría provocar: hubiera llamado inmediatamente a la policía local y se hubiera tenido que enfrentar en su momento a una sanción administrativa, que lleva aparejado unos 200 euros de multa por negarme la Hoja de Reclamaciones, independientemente del fondo de la reclamación) tuvo que admitirla. Y sí, evidentemente dudo de la profesionalidad de sus encargados, y del trato recibido. Y algunas cosas más seguramente. No creo que levantarme la caravana con las patas o dejar quizás varias semanas la misma torcida, sin dos de los cuatro caballetes, con los otros dos volcados, con un cable roto colgando del techo y sin antena sea para estar muy contento que digamos.
Este Camping ha perdido un cliente. No volveremos a pisarlo en la vida. Y escribo esto para hacer un llamamiento a los usuarios presentes y futuros del mismo: no hay ningún tipo de vigilancia con respecto a las caravanas, ni las tratan bien, por lo que hemos podido comprobar. Y como me comentó la Sra. Inés, la póliza de su supuesto seguro no cubre los robos de ningún elemento de la caravana. Sinceramente os aconsejo que no la dejéis allí. Yo afortunadamente la he sacado a tiempo.
El mes de julio llegó por fin, tras dos años desde nuestras últimas vacaciones con la caravana, y estamos fuera unas tres semanas. Y llegó la gota que colmó el vaso. El día 2 de enero me desplazo desde mi localidad de origen (a 60 ó 70 kilómetros de Antequera) al Camping para abonar el período anual que va desde el 13 de enero de 2011 al 13 de enero de 2012. Cuando llegué al estacionamiento me encontré la caravana sin los dos caballetes del lado izquierdo y con los dos del lado derecho inclinados, provocando que la caravana estuviera levemente ladeada y soportando la mayor parte del peso una sola rueda. Me percato también de que me han robado la Antena de televisión que está sujeta al techo, estando roto el cable que la unía con el interior de la caravana. E igualmente observo que me han robado dos terminales de rosca hembra de la caravana, una que sirve para introducir el agua en los depósitos, y el segundo elemento para desaguar las aguas grises del lavadero. Comunico los hechos a un encargado, de nombre Juan, quien me asegura que dará parte de lo sucedido a Justo, el gerente o propietario del Camping, para solucionar con el seguro de responsabilidad civil el problema que se ha planteado, y repararme los daños provocados en la caravana de mi propiedad. Muestro en ese momento mi malestar porque NADIE me había avisado del estado de mi caravana, pese a ser ostensible, y que ha podido estar así dos meses, el tiempo que llevaba sin mirarla sin que nadie del Camping se hubiera dignado a avisarme por teléfono. Juan se disculpa, asegurándome que me llamará por teléfono a la mayor brevedad posible para dar una respuesta a mi reclamación.
Este problema y el anterior suceso (levantarme la caravana a lo bestia, con las patas), que denotan cuanto menos una actitud irresponsable y negligente por parte de los responsables y encargados del Camping El Torcal me hacen pensar que las caravanas estacionadas no reciben NINGÚN tipo de atención, e independientemente de la exigencia de reparación de los daños producidos, decido llevármela hasta un terreno de mi propiedad. Por consiguiente, decido no volver a renovar el estacionamiento de mi caravana, que era lo que pensaba hacer en un principio.
Tras dos semanas y media sin que me hubieran llamado por teléfono decido llamarles yo para preguntar por las gestiones con la compañía aseguradora, y recibo como respuesta únicamente que "están esperando respuesta del seguro". Tras tres o cuatro llamadas más por mi parte, y no habiendo recibido en todo este tiempo ninguna llamada por parte del Camping, el pasado viernes 4 de febrero consigo que me den el teléfono de Inés, esposa de Justo. Dicha Sra. Se limita a decirme que han hablado con la compañía de seguros y que les han dicho que al ser la antena un elemento "externo" de la caravana no lo cubre su seguro, y que por tanto no me pagan ni la antena ni los caballetes ni los terminales de rosca. Incluso me comparó el robo de la antena del techo con el caso de un usuario que hace unos meses dejó una chaqueta en uno de cuyos bolsillos tenía documentación y dinero, encima de una mesa al lado de su caravana y le robaron la chaqueta. A lo que yo le respondo que la antena de televisión es un elemento de la caravana que está sujeta al techo, del mismo modo que una ventana es un elemento externo y no puede compararse su sustracción y la rotura del cable al abandono potr desidia o dejadez de una cartera con dinero. La Sra. Inés antes de colgar me dice que no espere que ellos se vayan a hacer cargo de lo que me han robado en sus instalaciones, y que reclame lo que quiera. Y eso, evidentemente, es lo que he hecho, porque ya no es la antena ni los caballetes, que a estas alturas me dan lo mismo. Es que te duele que te estén tomando el pelo, cobrándote por el estacionamiento de una caravana que supone para una familia mucha ilusión, y que no solamente no le echen un miserable vistazo durante quién sabe cuantas semanas, sino que como cuando me la subieron con las patas les importe un pimiento si se destroza o no. Y no es de recibo que cuando fuí ayer a Antequera (a 70 kilómetros de mi domicilio) a solicitar la Hoja de Reclamaciones, el dueño del Camping El Torcal (Las Vivarenas, SL), Sr. Justo, al que ví por primera vez en dos años, se permitiera dudar de mi palabra y a decirme que no consentía que dudara de la profesionalidad de sus encargados. Iba con mi hijo pequeño y no le dije varias cosas que me hubiera gustado decirle. De todos modos no se consigue nada discutiendo. Pese a todos los intentos por su parte para que no presentara mi Reclamación (incluso uno de sus encargados se permitió aconsejarle que no aceptara mi escrito, desconocedor sin duda de las repercusiones que esa actitud podría provocar: hubiera llamado inmediatamente a la policía local y se hubiera tenido que enfrentar en su momento a una sanción administrativa, que lleva aparejado unos 200 euros de multa por negarme la Hoja de Reclamaciones, independientemente del fondo de la reclamación) tuvo que admitirla. Y sí, evidentemente dudo de la profesionalidad de sus encargados, y del trato recibido. Y algunas cosas más seguramente. No creo que levantarme la caravana con las patas o dejar quizás varias semanas la misma torcida, sin dos de los cuatro caballetes, con los otros dos volcados, con un cable roto colgando del techo y sin antena sea para estar muy contento que digamos.
Este Camping ha perdido un cliente. No volveremos a pisarlo en la vida. Y escribo esto para hacer un llamamiento a los usuarios presentes y futuros del mismo: no hay ningún tipo de vigilancia con respecto a las caravanas, ni las tratan bien, por lo que hemos podido comprobar. Y como me comentó la Sra. Inés, la póliza de su supuesto seguro no cubre los robos de ningún elemento de la caravana. Sinceramente os aconsejo que no la dejéis allí. Yo afortunadamente la he sacado a tiempo.