Cocodrilo feliz
hablador
Contemplar el vuelo de un águila cuando está cerniendo es un espectáculo que nos brinda la naturaleza, con un halo de serena elegancia difícil de igualar.
Estando en el campin del Coroso, en Ribeira, a partir de media tarde se observa la entrada del puerto en esa hora en la que regresan los barcos pesqueros a la lonja. Todos aquellos veranos que pasamos allí, me sentaba a contemplarlos, porque ver deslizarse sobre el agua a aquellos barcos me fascinaba. Y es curioso que sólo experimentase esa sensación con los pesqueros y no con los yates o barcos de mayor empaque.
El otro día estaba sentando en las proximidades de una autovía urbana, empezaba a anochecer y los coches llevaban las luces de situación puestas. Como ocurre siempre, no hay un sonido de un coche que prevalezca sobre los demás, sino un rumor sordo. De pronto y por la calle más alejada apareció un coche remolcando una caravana. El tramo de visión sería de unos 60 metros. Inmediatamente mi atención se centró en el recorrido del conjunto, que por las circunstancia del tráfico no pasaría de los 40 Kms/h. Me duró apenas unos instantes, pero tuve la misma sensación, casi hipnótica, de la serena elegancia del águila cerniendo o del pesquero entrando en puerto.
Sinceramente, creo que a cada cual habrá algo que le fascine más o le fascine menos, será un águila, será un pesquero... pero la serena elegancia de un coche remolcando una caravana, será por el perfil, será por cómo se deslizan al unísono... lo cierto es que es una cuestión de elegancia dinámica que me encanta... Quizás un cisne tenga un perfil que nos pueda recordar a un conjunto coche-caravana, y la forma de deslizarse sobre el agua de un estanque, su plasticidad, y siempre, su elegancia dinámica.
Estando en el campin del Coroso, en Ribeira, a partir de media tarde se observa la entrada del puerto en esa hora en la que regresan los barcos pesqueros a la lonja. Todos aquellos veranos que pasamos allí, me sentaba a contemplarlos, porque ver deslizarse sobre el agua a aquellos barcos me fascinaba. Y es curioso que sólo experimentase esa sensación con los pesqueros y no con los yates o barcos de mayor empaque.
El otro día estaba sentando en las proximidades de una autovía urbana, empezaba a anochecer y los coches llevaban las luces de situación puestas. Como ocurre siempre, no hay un sonido de un coche que prevalezca sobre los demás, sino un rumor sordo. De pronto y por la calle más alejada apareció un coche remolcando una caravana. El tramo de visión sería de unos 60 metros. Inmediatamente mi atención se centró en el recorrido del conjunto, que por las circunstancia del tráfico no pasaría de los 40 Kms/h. Me duró apenas unos instantes, pero tuve la misma sensación, casi hipnótica, de la serena elegancia del águila cerniendo o del pesquero entrando en puerto.
Sinceramente, creo que a cada cual habrá algo que le fascine más o le fascine menos, será un águila, será un pesquero... pero la serena elegancia de un coche remolcando una caravana, será por el perfil, será por cómo se deslizan al unísono... lo cierto es que es una cuestión de elegancia dinámica que me encanta... Quizás un cisne tenga un perfil que nos pueda recordar a un conjunto coche-caravana, y la forma de deslizarse sobre el agua de un estanque, su plasticidad, y siempre, su elegancia dinámica.