kraus
Caminante
Durante el siglo XIX la Pedriza fue lugar de refugio de Bandoleros. Este hecho ha dado lugar a algunas leyendas como la que hoy os cuento.
Una joven de Madrid fue raptada por los bandoleros y llevada, en espera del rescate, a su “refugio” en la Pedriza. La espera provocó la disputa, pues entre ellos había quien quería “negociársela” y los que con el dinero y sin problemas de “honor” se sentían más seguros. La cuestión que la disputa dio lugar a una pelea que acabo con la vida de muchos de ellos. La muchacha escapó quedando a su suerte hasta que se topó con un pastor llamado Mierlo. El pastor la condujo hasta Madrid, de vuelta a su casa. La familia, agradecida, quiso que el pastor se quedara a vivir con ellos pero él no quiso vivir un tipo de vida que desconocía. Y volvió a su Pedriza, con sus cabras.
Una decisión que, unos años más tarde, fue desgraciada para él pues otros bandidos le dieron muerte. De ese hecho se cuenta que los bandidos le enterraron dejando unas piedras en forma de cruz.
No fue hasta 1920 que se volvió a hablar de la tumba. Era la época del descubrimiento del senderismo en nuestro país. Un caminante comentó que había vista una cruz de piedra en el collado de Valdehalcones como la que se describía en la historia del pastor Mierlo. Pero su descubrimiento no tuvo mucha repercusión, pues ya la gente había olvidado la historia y Mierlo no era más que una leyenda.
Y tuvieron que pasar otros 80 años para que un cazador de leyendas volviera a Valdehalcones, por cierto, un lugar fuera del tránsito habitual de la Pedriza, y documentara la localización de la tumba.
Hoy es uno de los lugares a visitar de los senderistas de la Pedriza. Al principio atrochando por el bosque en busca del collado, pues como he dicho no es un lugar de paso, y, poco a poco, las botas de los senderistan van marcando la ruta a seguir. En los últimos 4 años he subido 5 veces a Valdehalcones y, estoy seguro, subiré un montón de veces más.
Una joven de Madrid fue raptada por los bandoleros y llevada, en espera del rescate, a su “refugio” en la Pedriza. La espera provocó la disputa, pues entre ellos había quien quería “negociársela” y los que con el dinero y sin problemas de “honor” se sentían más seguros. La cuestión que la disputa dio lugar a una pelea que acabo con la vida de muchos de ellos. La muchacha escapó quedando a su suerte hasta que se topó con un pastor llamado Mierlo. El pastor la condujo hasta Madrid, de vuelta a su casa. La familia, agradecida, quiso que el pastor se quedara a vivir con ellos pero él no quiso vivir un tipo de vida que desconocía. Y volvió a su Pedriza, con sus cabras.
Una decisión que, unos años más tarde, fue desgraciada para él pues otros bandidos le dieron muerte. De ese hecho se cuenta que los bandidos le enterraron dejando unas piedras en forma de cruz.
No fue hasta 1920 que se volvió a hablar de la tumba. Era la época del descubrimiento del senderismo en nuestro país. Un caminante comentó que había vista una cruz de piedra en el collado de Valdehalcones como la que se describía en la historia del pastor Mierlo. Pero su descubrimiento no tuvo mucha repercusión, pues ya la gente había olvidado la historia y Mierlo no era más que una leyenda.
Y tuvieron que pasar otros 80 años para que un cazador de leyendas volviera a Valdehalcones, por cierto, un lugar fuera del tránsito habitual de la Pedriza, y documentara la localización de la tumba.
Hoy es uno de los lugares a visitar de los senderistas de la Pedriza. Al principio atrochando por el bosque en busca del collado, pues como he dicho no es un lugar de paso, y, poco a poco, las botas de los senderistan van marcando la ruta a seguir. En los últimos 4 años he subido 5 veces a Valdehalcones y, estoy seguro, subiré un montón de veces más.