Dios sabe lo que me gusta la siesta, pero hoy no era el día. Parecía que las nubes empezaban a disiparse y continuamos la marcha enseguida.
Le comenté a kraus que seguía con los gases y él me confirmó que también. Por lo menos no eran demasiado molestos.
"¿No deberíamos tener ya visible Monte Perdido?", le pregunté. "Sí, al fondo, justo detrás de la nube".
El Cañón de Ordesa, en este punto, realiza un giro progresivo de 90 grados. Esto nos permite, desde la Faja Pelay ver hacia el norte la cabecera del valle, o sea, el Circo de Soaso
y hacia el oeste su confluencia con el Valle del Bujaruelo
Pero como no todo es macropaisaje, también teníamos ojos para las pequeñas cosas. Encontramos edelweiss
Dicen que el edelweiss da suerte al que lo toca. Lo tocamos. Y entre dos nubes vimos, por fin, nuestro objetivo: El Monte Perdido.
Continuamos por la Faja Pelay, que ya se me estaba haciendo larga. Aprovechando esta parada os explico como subir hacia Góriz.
Detrás de mi os he pintado, en rojo y azul, las dos subidas. En rojo, bajaríamos hasta cerca de la Cola de Caballo, que todavía no se ve, para tomar una empinada senda equipada con clavijas. En azul, se sube por un canchal, que no es desagradable, sin ningún tipo de problemas. Si estás subiendo por el fondo del valle, las clavijas te hacen ganar entre 15 y 20 minutos. Si llegamos por Pelay, las clavijas no suponen ventaja de tiempo y el esfuerzo es mayor. Decidido, por el canchal.
Y si no estáis de acuerdo, o tenéis dudas, le preguntáis a kraus que era el guía.
Pasamos sobre las Gradas de Soaso
y vimos flores tan extrañas como esta
Cuando empezamos la subida por el canchal apareció, por fin, la Cola de Caballo.
Esta subida se hace corta y enseguida estábamos por encima del Circo de Soaso
Oímos un helicóptero y en principio pensamos en algún rescate. Pero no, pasó por encima de nosotros con una gran bolsa colgando en dirección a Góriz. "Mira, por ahí vuela nuestra cena". El camino giraba bruscamente para salvar una primera pared. Aquí perderíamos el contacto visual con el Cañón de Ordesa.
Salvado el desnivel el sendero recupera su dirección pero no se divisaba Góriz.
"¿No debería estar ya el refugio?" le pregunte a kraus. "Salvamos la siguiente pared y entonces lo encontraremos, unos 50 minutos". "Te apuesto una cerveza que tardamos más de una hora", le dije. Miró al GPS y aceptó. Estaba empezando a sentirme cansado de verdad y pensaba en tirarme al suelo, si era necesario. De hecho, bajamos el ritmo. Por fin, el refugio apareció.
En la puerta del refugio nos quitamos las mochilas. kraus se quitó las botas y se puso las chanclas, y con una sonrisa dijo:"45 minutos. Espera un momento"