Un portátil es eso: un portátil.
Bueno, no necesariamente. Para alguien que no tiene ningún ordenador y que básicamente lo va a utilizar para lo que lo hace el 90% de la gente, que es navegar por internet, consultar Twitter y Facebook, usar el correo y como mucho escribir algún documento en Word o, haciendo un exceso, una tabla en Excel… pues un portátil de los más baratos le permite todo eso de forma compacta y barata. Y encima se lo puede llevar donde quiera.
Otra cosa es que ya partas de tener una “infraestructura fija”, digamos un teclado, un monitor decente… Si eso ya lo tienes en casa, y sólo se trata de cambiar de CPU (o ampliarla), entonces quizás la diferencia de precio CPU/portátil no sea tanta. Lo que quiero decir es que el portátil ya lo lleva todo junto a bajo coste, si tus necesidades son modestas.
Otra cosa es que quieras hacer trabajos “serios”. Que no me refiero a redactar un escrito serio para un juzgado, que para eso te sirve el portátil de 200€, sino a tareas que exijan gran capacidad gráfica o de cálculo. En casa, pocos somos los que hacemos algo de eso, salvo que nos guste la edición fotográfica, de vídeo, o lo último en juegos. En ese caso, toca ir a fijo y soltar pasta, tanta más cuanto más intolerante seas a las “microesperas”… (que a veces nos ponemos nerviosos porque algo tarde unos milisegundos en responder… aunque es cierto que en edición de vídeo podemos hablar de horas).
En casa tengo un fijo con pantalla grande (28") que a día de hoy no cambio por ningún portátil, y que uso como “ordenador central”, unidad de almacenamiento principal (con menos backups de los que debería, lo reconozco) y cacharro potente para usar Photoshop, convertir algún vídeo (pocas veces, sólo cuando me da problemas algo que me bajo para verlo en la tele) y, esporádicamente, darme un vuelecito con el Il2 (juego de simulación de vuelo pero no puntero). Es un cacharro que actualizo de vez en cuando, y de esta forma lo llego a estirar muuuucho tiempo; creo que el anterior debió durarme unos 8 años (claro al cabo de ese tiempo no te vale ni la caja, que no dejan de crecer). Suelo comprar inicialmente algo “decente”, no lo mejor, porque los precios empiezan a subir exponencialmente, sino “de lo mejor dentro de un precio razonable”, y con el paso de los años, a medida que el nuevo software va pidiendo más, le voy ampliando disco y RAM. Es asombroso lo mucho que revitaliza un PC antiguo un buen chute de RAM barata en plan bestia…
Además de esto, tengo el portátil del trabajo (éste me lo dan gratis, eso que me ahorro) que lo uso para alguna cosilla auxiliar cuando necesito movilidad, pero lo uso poco a nivel particular, porque al final cualquier cosa que haga ahí me toca transferirla al otro. Y mi hija la mayor tiene desde principios de año otro portátil, en este caso un Lenovo de sólo 200€ (muy majo para ese precio). Le pregunté para qué lo quería y me dijo que para internet y trabajos del cole con MS Office (Word, Excel… esas cosas). Le repetí veinte veces: ¿seguro? ¿No para jugar ni para nada más? Me aseguró que no, que sólo eso... y Twitter, claro, que no se puede vivir sin Twitter... Así que le dije que lo pensara bien, que le iba a comprar uno que valía para eso pero que si luego quería algo que necesitara potencia no le iba a valer. Me aseguró que lo entendía y que estaba de acuerdo, y le cayó el Lenovo. Que, la verdad, para el uso habitual del 90% de los usuarios, creo que es un chollo por ese precio, va genial con W10 y las aplicaciones domésticas habituales…
Eso sí, un día se quejó porque quería hacer no sé qué… supongo que editar alguna foto con algún software que se había bajado… y se quejaba de que iba lento. Y ya le dije: “¿no te pregunté veinte veces que para qué lo ibas a usar y me dijiste que sólo internet y office? Pues es lo que tienes…” Se calló, la pobre, y no ha vuelto a quejarse…
(Jo, menudo rollo he soltado...
)