que se encuentra en una región en la que la Resistencia era fuerte y hostigaba al ocupante.
Las tropas, dirigidas por el general Heinz Lammerding, reunieron en la plaza mayor a hombres,
mujeres y niños. Los primeros fueron conducidos junto a una granja y allí el oficial Heinz Barth
ordenó que les ametrallasen y él mismo mató, "en menos de un minuto, a 12 o 15". Luego encerró
en la iglesia a 207 niños y 247 mujeres. Cerró las puertas y lanzó a su interior bombas incendiarias.
En cuestión de poco rato organizó la muerte de 642 personas.
Los supervivientes -cinco hombres y una mujer- contaron luego lo ocurrido en un tribunal de
Burdeaux.
El pueblo de Oradour-sur-Glane sigue existiendo pero es de nueva planta. Se construyó al lado del
destruido por las llamas. Sus ruinas cobijan hoy un memorial que presenta materiales que
recuerdan lo ocurrido y lo sitúa en su contexto. En una placa figuran los nombres y apellidos de las
642 víctimas.”