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campo de batalla de los imperios de Rusia y Alemania durante la Primera
Guerra Mundial. Forzados a participar en uno u otro bando, ese combate por
intereses ajenos le cuesta la vida a un millón de polacos.
Tras la derrota de estos imperios y el triunfo de la Revolución Rusa, se
proclama la independencia de Polonia, se funda la Segunda República y se
logra el reconocimiento de fronteras en 1923. En septiembre de 1939,
Alemania, por un lado, y la Unión Soviética, por otro, invaden y se reparten
Polonia. Es el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. La tragedia que
supuso para los polacos es indescriptible: «guetos», campos de exterminio
terriblemente célebres como Treblinka y Austchwitz y deportaciones masivas.
Al final de la guerra, Polonia había perdido seis millones de ciudadanos, de
los que la mitad eran judíos, y el 38% de su patrimonio nacional.
En 1945 las tropas soviéticas ocupan Varsovia. Dos años más tarde, el
Partido Obrero Unificado Polaco monopoliza el gobierno y el control del
estado. En los años 70 y 80 se producen diversas oleadas de protestas sociales
y grandes huelgas, encabezadas por el sindicato Solidaridad, que había nacido
en Gedansk, liderado por Lech Walesa, y se alternan las fases de represión
con otras de liberalización y apertura del régimen bajo los gobiernos sucesivos
de Gomulka, Gierek, Kania y Jaruzelski. La presión social tiene un coste muy
alto: hay víctimas y muchos acaban en la cárcel o en el exilio.
En 1990 se convocan elecciones presidenciales, en las que gana Walesa.
Desde entonces ha habido distintos gobiernos en una situación de normalidad
democrática.
La comida polaca es generosa y llena mucho, abundante en patatas y
budines y rica en carne, aunque no en verduras. Los platos más famosos son
“bigos” (chucrut con varias carnes) “pierogi” (budines similares a los ravioli
rellenos de requesón, carne picada o col y champiñones silvestres) y “barszcz”
(sopa de remolacha roja que tiene su origen en el “borshch” ruso). Las sopas
consistentes, como la “zurek” (sopa agria con salchichas y huevos duros) son
uno de los platos culminantes de la cocina polaca. “Placki ziemniaczane”
(tortitas de patatas) y “nalesniki” (crépes) son aperitivos muy populares. El
“wodka” (vodka) es la bebida nacional y, según los polacos, fue inventada en
su país. La variedad más famosa es “zubrowka” (vodka bisonte), aromatizada
con las hierbas de los bosques Bialowieza, que a menudo se bebe con zumo de
manzana. Otras bebidas alcohólicas son el “krupnik” (licor de miel),
“sliwowica” (brandy de ciruelas) y “winiak” (brandy de uva). Los polacos
también aprecian el sabor de una “zimne piwo” (cerveza fría). El agua en
Polonia puede beberse sin ningún problema.
La moneda oficial polaca es el zloty (zl). El zloty se divide en 100 groszy
(gr). Los billetes son de 10, 20, 50, 100 y 200 (raros) zl.; y las monedas de 1, 2,
5, 10, 20 y 50 gr, y de 1, 2 y 5 zl. (1€ = 4’45 zl ; 1 zl = 0’23 €).
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