Friburgo es una ciudad cosmopolita y grande, su centro histórico sin
embargo es pequeño, pero intenso en belleza, la Catedral está en obras, hay
carteles por todas partes y en todos los idiomas, incluido el castellano,
diciendo que no se puede visitar, es obvio que nadie sabe leer, dentro de la
catedral los turistas nos mezclamos con los trabajadores y regateamos
entre andamios, cuerdas que delimitan espacios y materiales.