Luzern, otro de los muchos puentes que cruzan el río. Foto © Ana
Hemos caminado por el centro de la ciudad sin rumbo fijo, cuando nos
hemos cansado he preguntado a mi hija si le gustaría comer una fundí, no la
ha comido nunca y se ha animado, pues nada dicho y hecho una para dos y
Ana unos macarrones con queso y compota de manzana, al final ha sobrado
fundí, para Sara el sabor era demasiado fuerte, pero yo me he puesto como
un verdadero marqués.