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Día 5
En lugar de dirigirnos a Marraquech para reservar, llamamos desde
una tienda de telefonía móvil a Aomar para concertar el bus que nos lleve del
camping al Centro de Marraquech y nos concierte un espectáculo folclórico en
Chez Ali, porque se prevé que la huelga continuará y tendríamos dificultades,
cosa que efectivamente ocurrió y solo nuestro grupo se desplazó del camping a
Marraquech, y con tres sitios que sobraban en nuestro vehiculo se agruparon
tres italianos, cuando los nuestros se acomodaron y vimos que efectivamente
sobraban esas plazas. Hicimos el mismo tema para el resto de lugares que
íbamos a tener necesidad de vehículo colectivo para el grupo y reserva de los
camping que faltaban, porque desplazarnos a tantos sitios era costoso en
gasoil y tiempo, ademas sabíamos que las reservas se respetarían de forma
rigurosa, porque a pesar de la informalidad que suelen tener los que se
dedican a estas actividades son ya muchos años de conocernos y apreciarnos
para tener que hacer en el último momento una improvisación.
Una vez cumplido el protocolo salimos por la bellísima y bastante mal
asfaltada carretera de unión a la general, contemplando los oasis que eligen
todos los peliculeros para rodar las aventuras de los guiones que exigen
pueblitos y palmerales, nos dirigimos a Goulmima, la tierra de las más bellas
alfombras y kilims de todo Marruecos, con un precioso camping donde hay que
ser malabarista para que entre la Ac, ya que entre la puerta y las palmeras
que lo rodean cuesta un imperio entrar, sigo insistiendo que aunque no hay
por lo general peligro en la acampada libre, las molestias que ocasionan los
niños con sus peticiones, y las propinas a los tropecientos mil guardianes, es
mucho más cómodo entrar a un camping pues los precios no son para arruinar
a nadie y gozas de la falta de intrusos que sin mala fe te van a fastidiar las
comidas o el descanso.
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