melé, el caracol y su remolcador, nos quedamos con las ganas. Lo bueno que sacamos fue
que conocimos a unos señores bien majos con los que mantuvimos una larga
conversación y que tuvo que ser interrumpida porque se acercaba la hora de comer y
nuestras señoras tripas rugían sin parar. Qué le vamos a hacer!
El caso es que, como se suele hacer, teníamos una “zona residencial” de reserva y esa
era “Blaarmeersen”. Es un cámping realmente económico: al final nos salió por unos 17
euros diarios 2 adultos, coche, caravana y electricidad (aquí venía el ahorro, pues sólo
pagas lo que gastas y eso, en una caravana, es poco, al menos para nosotros).
Este cámping está situado dentro del polideportivo de Gante, que cuenta con unas
instalaciones que ya querríamos nosotros para nuestro pueblete e incluso nuestra ciudad, si
viviéramos en Valencia. Tiene incluso un gran lago con toboganes y todo. La verdad es que
lo tienen todo pensado estos ganteses. Qué te parece! Echad una ojeada por la página y
juzgad vosotros mismos.
También está cerca de la carretera, lo que tiene su parte buena (perfecto acceso para
caravanas) y mala (se oye un poquito el ruido de los coches, pero se puede aguantar
perfectamente). Es muy tranquilo y limpio y permiten el acceso de perros, con una zona
especial de pipi-can para ellos y todo. Anda ya! Pero bueno, como no llevamos a nuestro
Pancho, no pudimos verla en acción.
Ahora bien, no todo fue fantástico. Bélgica, os podeis imaginar, es un país bastante
similar a Holanda en cuanto a meteorología se refiere. Y en cuanto a construcción de
parcelas de cámping también. Claro, como somos unos envidiosos les dijimos a nuestros
amiguetes: “qué, que pensábais que íbais a ser los únicos en tener piscina en vuestra parcela?
Pues no, majetes, que ahora nos toca a nosotros”. Y así fue, sí señor. Acabamos de la
charcaza hasta más arriba de... Un consejo: que no se os olviden las chanclas por nada del
mundo. Ah, y algo que no habíamos dicho en Holanda: la chaqueta tampoco. Supongo
que sabreis que allí el verano es bastante fresquito. Así que llevad una siempre a mano. O
un chubasquero, que también hace sus veces.
Y como la vida es un pañuelo, tuvimos de vecinos a unos compañeros de Web
Campista: Los Pacos, gente muy maja y muy puesta en esto de los chalets ambulantes.
Bueno, esa tarde emprendimos el viaje a Gante, todos juntos, aunque el último día
fuimos ya sin Víctor y Marta. Entonces os haremos el resumen del paseo. Fantástico. No
os digo más.