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Por la mañana un buen desayuno con bizcocho casero y café
viendo la desembocadura del tajo era un marco incomparable.
Este día lo dedicamos a ver Lisboa. Justamente enfrente del
Monumento a los descubridores, pero al otro lado de la avenida,
está el Monasterio de los Jerónimos, el cual nos saltamos, pues lo
que nos apetecia era callejear y ver cosas en Alfama, Chiado,
Baixa, Barrio alto, etc. Allí mismo, en el monasterio, se coge el
tranvía 15, que te lleva a la Plaza del Comercio, y desde allí te
empiezas a mover. Nosotros subimos a Alfama en el famoso tranvía
28, muy bonito, muy antiguo y muy bien, pero mucho mejor si no
se hubiera empeñado el conductor en meter tropecientas personas
en vez de las permitidas. Menos mal que no era verano, si no a
alguno le da una lipotimia de tan apretujados como íbamos,
nosotros con la sillita de niño incluida, de la que creo que metí la
rueda en la boca de alguien. En fin, una vez llegados a Alfama, a
callejear, y ¿qué os puedo decir?. A nosotros nos decepcionó un
poco, porque una cosa es que sea un casco antiguo, y como tal
tiene encanto, pero todo muy sucio, en obras, edificios caídos, todo
muy mal señalizado, etc.
Por ejemplo: Subimos al elevador "Gloria" porque vimos un
montón de gente arremolinada en una calle, no por que estuviera
señalizado ni nada de eso, he de decir que la subida mereció la
pena, pues hay unas vistas de Lisboa magníficas.
En Lisboa también comimos el famoso bacalao portugués y
nos gustó bastante.
Como vimos que Lisboa no nos daba mas de sí (para nuestro
gusto), decidimos ir a la auto y arrancar para dormir en Sintra, de
la que todo el mundo nos había hablado muy bien.
Cuando llegamos ya era de noche, pero aún así mientras
buscábamos sitio para aparcar y hacer noche íbamos viendo sus
calles, edificios y monumentos perfectamente iluminados. La
primera impresión fue muy positiva.
Pernoctamos en un paseo al lado de la cámara municipal
(Ayuntamiento), y como nadie nos dijo nada, como lirones otra vez.
Buscamos sitio para cenar y encontramos un restaurante bastante
agradable en el que comimos un "prato do día", famosos en
Portugal, que es igual que aquí un menú del día, solo que con un
solo plato, pero buena relación calidad precio unos 8 €.
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