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          Terminada la comida, nos vamos a conocer la Playa de las
        
        
          Catedrales, llegamos con tiempo soleado y temperatura fresquita,
        
        
          el viento un poco molesto pero perfectamente soportable.
        
        
          No hay problemas de aparcamiento, nos vamos acercando al
        
        
          litoral que nos ofrece unas vistas espectaculares, el mar
        
        
          rompiendo en las rocas con fuerza, y esto es signo de que hemos
        
        
          llegado a mala hora, efectivamente uno de los empleados del
        
        
          restaurante que hay en la playa (bastante caro,  4,50 € un café y
        
        
          un té) nos dice  que hasta las 20:30 no llega la bajamar a su punto
        
        
          más álgido. No sabemos qué hacer, tenemos que estar el lunes por
        
        
          la tarde en Getafe y aún nos queda visitar Lugo.
        
        
          Al final decidimos esperar un poco a que la marea nos permita
        
        
          bajar hasta la orilla y después de hacer algunas fotos, con rabia
        
        
          por no haber controlado este detalle nos marchamos para la
        
        
          capital de la provincia. De todas formas está claro que
        
        
          regresaremos y llevaremos más que controlado  los horarios de las
        
        
          mareas, de eso podéis estar seguros.