seguro del vehículo hay una oficina que te lo hace, nosotros
pagamos 52 euros y Antonio otra cantidad y además el seguro de
una moto que llevaban.
Problemas, a Juan no lo dejan entrar con la Caravana, no
entendimos exactamente porqué, al parecer tiene que llevar dos
matrículas, una para el coche y otra para la caravana, como si
fueran dos vehículos autónomos, la caravana debía de ser
autosuficiente para desplazarse por ella misma. Cerca de tres
horas lloviendo, Maribel le decía al policía que Juan era muy mayor
y que la ilusión de su vida era entrar a Rusia, y después de tantos
Km. era una pena que se volviera. Pero después de súplicas y
súplicas a Enrique se le ocurre sacar el carné militar y ALELUYA
al final pasamos la aduana los tres, las dos AC y Juan con su Land
Rover y la Caravana, mal comimos en la frontera y continuamos
viaje a San Petersburgo, a unos 2 ó 3 Km. de la frontera le para un
control de policía a Antonio, Enrique se da cuenta de porqué, no
lleva la luz encendida y la enciende raudo, al final del tira y afloja
la situación se calma con una botella de vino francés marca La
Pepa que Antonio compró en un súper en Francia, lloviendo y por
una carretera infernal llena de baches y socavones llegamos a San
Peter, la ciudad larguísima pero Maribel y Antonio se guiaban
porque hace años estuvieron en un viaje organizado en avión, la
primera idea era dejar las ACS en un parking de la Catedral de la
Santa Sangre Derramada, ¡Menudo nombrecito! pero se pasaron y