

Desde aquí, a través de la Rue Mercière aparece imponente la
Catedral. Es una calle con un encanto especial, con sus edificios
antiguos y sus tiendas de souvenirs, es la puerta de entrada perfecta
a la plaza de la Catedral.
Rue Merciere
La Catedral, junto con los edificios de la inmensa plaza que la rodea
forman un conjunto impresionante que nos atrapa y nos deja
embobados. Pasamos mucho rato merodeando por la plaza, mas del
que nos imaginamos, mirando a un lado y a otro, teniendo la
sensación de no haberlo visto todo.
La Catedral es inmensa, no solo de tamaño, también de belleza.
Nuestros desencuentros con los horarios europeos aparecen de
nuevo cuando queremos entrar. A las 12 del mediodía está cerrada,
empiezan las visitas a las 14h. Ponemos en la balanza quedarnos y
descartar alguna otra visita. Ganan las otras visitas y nos vamos sin
entrar a la Catedral.