Cruzamos el Estrecho pidiéndole a Caribdis que no crease problemas y por la región de Regio Calabria, que tiene unas carreteras estupendas gratuitas, hasta llegar a Salerno, donde dormimos en la zona que estuvimos cuando íbamos a Sicilia, en esta ocasión había muchas AC , Al día siguiente salimos de Salerno y nos desviamos dirección Matera y nada más entrar en el desvío ha comenzado la lluvia, y nosotros tan contentos porque hacia mas fresquito, pero a unos 50 kilómetros han comenzado varias tormentas, una tras otra, con unos granizos de tamaño de aceitunas, nos hemos refugiado bajo unos árboles para que amortiguaran la caída, pero al haber cambiado la tormenta de dirección, con muchísimo rayos hemos continuado y nos hemos refugiado bajo la marquesina de una gasolinera, nos daba miedo que rompieran los granizos la placa solar o el parabrisas, todos, los coches refugiados , no he visto llover ni granizar así, en mi vida, poco a poco y refugiándonos donde podíamos hemos llegado a Matera y hemos encontrado un parking estupendísimo , cubierto para ACS, que hasta estaba techado ,se ve la parabólica y cuesta 0,50 céntimos la hora, pero el guarda nos ha dicho que pusiéramos 2 euros y mañana cuando él se incorporara ponía tres euros más que le ha dado Enrique Andando hemos ido a ver los Sassi, que no están muy lejos del aparcamiento, pero Enrique me ha dado una vuelta que mi fascitisi que iba viento en popa se ha puesto de tal manera que hasta me he puesto a llorar de dolor. Hemos entrado a ver Matera subterránea que era un aljibe que surtía de agua a la ciudad en tiempos de escasez, tres euros la entrada y los Sassi no hemos podido patearlos bien, porque ha comenzado la lluvia y nos hemos puesto como una sopa a pesar de los impermeables, pero lo que he visto me ha parecido maravilloso, y nos hemos acordado de nuestro gran amigo Danielo, que dice que es una de sus ciudades favoritas Nosotros desde la plaza Pascoli hemos visto lo que hemos podido pero estamos encantados si no fuera por mi pie En los Sassi de Matera se rodó “La ultima tentación de Cristo” de Mel Gibson
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