Dimos un agradable paseo junto a la orilla del Lago donde hay
unos jardines inmensos, hasta llegar al Museo Olímpico. Y ahí
dimos con una de las tradiciones de todos los viajes, siempre
hay algo en obras. Esta vez no podía ser menos, y el acceso al
museo estaba cerrado y sustituido temporalmente por una
exposición en un barco amarrado frente a el.