Están fabricados
artesanalmente y la
música que emiten es
como de otros tiempos.
Algunos acompañados
por coro de voces blancas
y todos sus intérpretes
muy mayores de edad.
En uno que vimos parecía
estar Mary Poppins, pero
de abuela.
La música tradicional, y
como ya dije muy curiosa.
Los organillos funcionan
con una manivela que el
artista va girando;
previamente había
introducido un
pergamino horadado
(digamos que en los huecos estaba la partitura), con forma de rollo de papel o de tipo
láminas de
cartón, que
cuando se va
leyendo, se
deposita en su
salida igual que
los folios de las
impresoras.
Muy emotivo
junto al lago y
junto a la iglesia
principal, un
carromato con
muñecos, donde
su dueño,
hombre de cierta
edad preparaba
sus canciones. La
música era de la
zona, medio
francesa, suiza, y
austriaca pero casi todas conocidas y muy pegadizas, lo mas curioso era ver como la
gente que estaba de publico cantaba sus canciones. Luego dimos una vuelta por el
pueblo, muy elegante y animado.