Al volver al camping nos encontramos una zona de barbacoa encendida en la entrada
(tenía hasta un pequeño horno de leña), que era común y en uno de sus fuegos nos
hicimos unas
caballas que
habíamos
comprado por la
mañana; por cierto
los franceses
sorprendidos de
que asáramos
caballas. (Con lo
buena que están a
la barbacoa y bien
aliñadas).
8-8-2006
Al día siguiente
viajamos a
Annecy, el pueblo más
bonito que hasta
ahora habíamos visto.
Tiene calles por las
que circulan canales
con muchos
restaurantes, tiendas
por todos lados y un
gran lago.
Estaba lleno de
turistas, pero a pesar
de eso, merece la pena
verlo. A Annecy le
dicen por aquí la
Venecia de Francia.
A la salida del casco
antiguo compramos
unos croissants
gigantes para
merendar y pusimos
rumbo a las gargantas
del Fier, sitio
impresionante.
Es un desfiladero
hecho por un río entre