Cocodrilo feliz
hablador
Fiel a mi pragmatismo voy a dar una ligera reseña de cómo me ha ido con el avance “singular” también llamado “ligero”. Singular sí que es, y ligero… más, imposible. Por lo tanto estas dos condiciones las cumple con creces. Y ¿qué tal resulta en la práctica? Como siempre, según lo que cada uno pretende, muy bien, bien, o regular. A mi me ha ido de fábula, de tal suerte que el “otro” (con dos veranos encima, o sea: nuevo) éste no lo instalé para nada.
En esta última semana en Caminha (Portugal) nos ha pillado ese “frente” intermitente y tocapelotas, y tuvimos una noche y una mañana de medio diluvio y bastante viento. El avance se comportó de cine, pese a no estar totalmente resuelto el problema que más me trajo como **** por rastrojos: la fijación de los laterales a la pared de la caravana. Lo explico:
La guía del avance no ocupa todo el canalillo de la caravana, sino que se queda (en la mía) a 2 centímetros del perfil. Así que las partes laterales bajan pegadas a la pared de la caravana y en vertical. Se supone que el diseñador da por hecho que el usuario clava una piqueta en el suelo, aplomada, y allí prende el “viento”, y ya está. En la parte de atrás… casi, pero en la de adelante, el perfil de la caravana desciende y la altura no es la misma, mientras que el avance es simétrico. Este ha sido un problema en las 4 veces que he montado el tinglado para ir probando. Después de intentar algunas soluciones de “fortuna”, como las velas de los barcos cuando se le rompen las propias, llegué a la conclusión de que, si amarro fuerte esos laterales, por la asimetría del perfil de la caravana, el arco que me tienen que formar las varillas de poliéster no cuadra bien, y las puertas laterales no pueden abrir, o la que abras luego no la puedes cerrar. Soluciones de puro bricolaje casero:
Primera: Comprar una cinta de velcro autoadhesiva y cortar pequeños trozos, pegándolos a la medida de la “caida” de los laterales de la caravana. La otra parte, tomadas las medidas y marcados los puntos, “coserla” a la tela del avance. En principio había comprado un pegamento para por si me fallaba el adhesivo, que no falló, y decidí, porque las instrucciones me decían que podía hacerlo, pegar la otra parte a la tela… y le dejé 24 horas, y al ir a comprobar se me desprendió un tramo, así que busqué la inestimable ayuda de Fina, mi muy querida esposa, y como es, pese a los años que pasan y pesan una artista en eso de la máquina “Singer”, que conserva desde que la compró a los 16 años y dice que va mejor que otra eléctrica que le regalé ya no me acuerdo cuando, pues en un periquete cosió los velcros y asunto resuelto. Hemos probado hace unos minutos, y queda de cine.
Segunda: Las varillas de poliéster vienen, como el resto del avance, diseñados para unas medidas estándar que se puedan adaptar a todos los modelos de caravanas. El asunto es la “adaptación”, que en la primera solución ya digo que quedó de película. El problema es que el arco, en teoría, tiene que ir sobre un ángulo recto (el que forma la plomada de la pared de la caravana y el suelo) cuyo lado ha de medir, según el gráfico del fabricante, 2,40 metros, pero claro, si la altura de la caravana fuese la ideal. Así que preparé unos tirantes para poner desde las patas de las varillas a unas piquetas en la plomada de cada una de ellas, como en las tiendas iglú, de esa medida. Mi gozo en un pozo: me sobraba medida y los laterales del avance (que llevan sendas puertas) no “venían a su sitio”. Pensé que habría que cortar las varillas, y de momento me limité a enterrar las puntas… y la cosa mejoró.
Epílogo: Ahora, los laterales del avance están perfectamente unidos a la pared de la caravana; me falta armarla toda en un prado que tengo en casa, e ir buscando la manera de que todo “cuadre”, cortando unos pocos centímetros las varillas. Pero eso lo dejo para la semana que viene… porque tengo que ir a la ITV a que me pesen la caravana, que hay problemas de remolque: Me dicen que lo que cuenta no es si la tara de la caravana no sobrepasa el PMR de la ficha técnica del coche, sino que lo que cuenta para una posible denuncia o en el peor caso de un accidente para el seguro, es el peso máximo transportable en la caravana que en este caso es de 750. O sea: la caravana en la ficha técnica dice que pesa 530 kilos, y el C-2 dice que no puede remolcar vehículos que pesen más de 565 kilos. Mi interpretación es que dispongo de 35 kilos de carga en la caravana… Así que con tanto lío voy a comenzar por el principio que es saber cuál es la tara o peso real de la caravana. Y desde ahí, empezaré a pensar qué hago… aunque siempre me queda el “Audi 4” de tracción integral y con 6 cilindros, tropecientas válvulas y 170 cv.
Bueno, a los que estéis cabreados porque aún no habéis ido de vacaciones o ya habéis regresado de ellas, no os quejaréis de las cosas que os cuento… jejeje
Cordiales cabreos…
En esta última semana en Caminha (Portugal) nos ha pillado ese “frente” intermitente y tocapelotas, y tuvimos una noche y una mañana de medio diluvio y bastante viento. El avance se comportó de cine, pese a no estar totalmente resuelto el problema que más me trajo como **** por rastrojos: la fijación de los laterales a la pared de la caravana. Lo explico:
La guía del avance no ocupa todo el canalillo de la caravana, sino que se queda (en la mía) a 2 centímetros del perfil. Así que las partes laterales bajan pegadas a la pared de la caravana y en vertical. Se supone que el diseñador da por hecho que el usuario clava una piqueta en el suelo, aplomada, y allí prende el “viento”, y ya está. En la parte de atrás… casi, pero en la de adelante, el perfil de la caravana desciende y la altura no es la misma, mientras que el avance es simétrico. Este ha sido un problema en las 4 veces que he montado el tinglado para ir probando. Después de intentar algunas soluciones de “fortuna”, como las velas de los barcos cuando se le rompen las propias, llegué a la conclusión de que, si amarro fuerte esos laterales, por la asimetría del perfil de la caravana, el arco que me tienen que formar las varillas de poliéster no cuadra bien, y las puertas laterales no pueden abrir, o la que abras luego no la puedes cerrar. Soluciones de puro bricolaje casero:
Primera: Comprar una cinta de velcro autoadhesiva y cortar pequeños trozos, pegándolos a la medida de la “caida” de los laterales de la caravana. La otra parte, tomadas las medidas y marcados los puntos, “coserla” a la tela del avance. En principio había comprado un pegamento para por si me fallaba el adhesivo, que no falló, y decidí, porque las instrucciones me decían que podía hacerlo, pegar la otra parte a la tela… y le dejé 24 horas, y al ir a comprobar se me desprendió un tramo, así que busqué la inestimable ayuda de Fina, mi muy querida esposa, y como es, pese a los años que pasan y pesan una artista en eso de la máquina “Singer”, que conserva desde que la compró a los 16 años y dice que va mejor que otra eléctrica que le regalé ya no me acuerdo cuando, pues en un periquete cosió los velcros y asunto resuelto. Hemos probado hace unos minutos, y queda de cine.
Segunda: Las varillas de poliéster vienen, como el resto del avance, diseñados para unas medidas estándar que se puedan adaptar a todos los modelos de caravanas. El asunto es la “adaptación”, que en la primera solución ya digo que quedó de película. El problema es que el arco, en teoría, tiene que ir sobre un ángulo recto (el que forma la plomada de la pared de la caravana y el suelo) cuyo lado ha de medir, según el gráfico del fabricante, 2,40 metros, pero claro, si la altura de la caravana fuese la ideal. Así que preparé unos tirantes para poner desde las patas de las varillas a unas piquetas en la plomada de cada una de ellas, como en las tiendas iglú, de esa medida. Mi gozo en un pozo: me sobraba medida y los laterales del avance (que llevan sendas puertas) no “venían a su sitio”. Pensé que habría que cortar las varillas, y de momento me limité a enterrar las puntas… y la cosa mejoró.
Epílogo: Ahora, los laterales del avance están perfectamente unidos a la pared de la caravana; me falta armarla toda en un prado que tengo en casa, e ir buscando la manera de que todo “cuadre”, cortando unos pocos centímetros las varillas. Pero eso lo dejo para la semana que viene… porque tengo que ir a la ITV a que me pesen la caravana, que hay problemas de remolque: Me dicen que lo que cuenta no es si la tara de la caravana no sobrepasa el PMR de la ficha técnica del coche, sino que lo que cuenta para una posible denuncia o en el peor caso de un accidente para el seguro, es el peso máximo transportable en la caravana que en este caso es de 750. O sea: la caravana en la ficha técnica dice que pesa 530 kilos, y el C-2 dice que no puede remolcar vehículos que pesen más de 565 kilos. Mi interpretación es que dispongo de 35 kilos de carga en la caravana… Así que con tanto lío voy a comenzar por el principio que es saber cuál es la tara o peso real de la caravana. Y desde ahí, empezaré a pensar qué hago… aunque siempre me queda el “Audi 4” de tracción integral y con 6 cilindros, tropecientas válvulas y 170 cv.
Bueno, a los que estéis cabreados porque aún no habéis ido de vacaciones o ya habéis regresado de ellas, no os quejaréis de las cosas que os cuento… jejeje
Cordiales cabreos…