Francia, Luxemburgo y Bélgica, un recorrido por la memoria 28 EL MERCADO CUBIERTO - ALBI Copyright : APA Poux Albi Un monumento que resiste al tiempo Con sus miles de colores, el mercado cubierto representa también la memoria del comercio albigense. La tradición de ferias y mercados viene de antiguo. En la Edad Media, los alrededores de la catedral StaCecilia y de la colegiata San-Salvi se empleaban ya para el comercio, y en particular la plaza de la Pila. A partir del s. XVIII, ferias y mercados se expanden alrededor de la plaza de la catedral, llegando hasta la plaza del Vigan. A partir de 1860, como otras tantas ciudades francesas, Albi se lanza en la construcción de edificios públicos monumentales y se toma la decisión de construir un mercado de alimentación cubierto, imitando las Halles en París. El consejo municipal autoriza en 1901 un concurso público y el 31 de marzo de 1902 aprueba el proyecto presentado por un arquitecto de Poissy, Thierry Bourdois, asesorado por un ingeniero especializado en estructuras metálicas que más tarde llegaría a ser mundialmente famoso: André Michelin. Su proyecto: un mercado triangular cubierto, tipo “pabellón Baltard” que asociara las estructuras metálicas con paredes de ladrillo y persianas destinadas a ser montadas como un gigantesco juego de lego. Lugar de intercambios y animación por excelencia, el mercado cubierto se inaugura en 1905. La harmonía de sus formas se adapta perfectamente a su función. El barrio St.Julian Fueron las legiones romanas las primeras en ocupar este barrio al que dieron forma de castillo erigido sobre una meseta. Posteriormente, sobre dicha meseta se erigiría el obispado y la catedral. La naciente ciudad pronto desborda hacia el río. Con la invasión de los visigodos en el s. VI y de los francos carolingios en el IX, el recinto se va ensanchando, pero no se integra a la ciudad hasta el s. XIV, en los primeros años de la Guerra de los Cien Años. Fue el arrabal más populoso y rico. Llegó a contar hasta 3 iglesias parroquiales y un suntuoso priorato. El barrio era un dédalo de callejuelas estrechas con tiendas a las que se accedía por unos peldaños.
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