Viaje por Alsacia y ruta romantica

161 Capítulo 17 Martes 21 de agosto de agosto (Beaune Beaune – Duna de Pilat Duna de Pilat, 656 km) Apenas sale el sol el antepenúltimo día del viaje. Ya se respira que el final del mismo se acerca. El ritual de desayunar a la misma hora y en el mismo lugar se repite. Escuchando canciones de los Carpenters recordamos el viaje del año pasado. Las risas afloran espontáneamente. No se si da más pena terminar el viaje o darnos cuenta de que nos estamos volviendo mayores... Ponemos en orden la autocaravana, y a las 10:35h salimos del camping. El plan de ruta previsto para hoy es demoledor. Pretendemos hacernos de una tacada los 650 km que nos separan de la Duna de Pilat. Podremos así pernoctar en el parking que vimos cuando iniciábamos este viaje, allá por el 5 de agosto, y así acortamos distancias para llegar a casa el jueves 23 de agosto. Hasta tomar la sangrante (por lo que cuesta, no por otra cosa) autopista de peaje A89, el recorrido por la parte central de Francia lo hacemos por la N74 y la N79, carreteras que, durante un centenar de kilómetros, discurren paralelas a un canal surcado por barcazas y barcos de recreo para turistas. Infinidad de exclusas hacen la labor de salvar el desnivel con el que cuenta el estrecho río canalizado. Enormes hectáreas de viñedos cultivados en terrazas se extienden a uno y otro lado de la sinuosa carretera. Como es preceptivo en los casos de exceso kilométrico, aprovecho después de almorzar para echarme una siesta de una hora y media que me sabe a gloria. Mientras, Inma y Javi juegan un rato al Dominó. Agotados, a las 20:00h llegamos al parking de la Duna de Pilat, un inmenso pinar que sirve como aparcamiento para todo tipo de vehículos, incluido autobuses. Tras una breve deliberación, me dejan la responsabilidad de decidir si vemos la duna hoy o lo hacemos mañana temprano que estaremos menos cansados. Como el orgullo me puede, y para que no se diga que nos amedrentamos, cargados de valor (y de cansancio) nos disponemos a ver la famosa Duna de Pilat. Que no se diga… Duna de Pilat El camino que nos conduce a la duna está jalonado por las típicas tiendas de souvenir que todo lugar turístico que se precie ha de tener. Desde toallas con la foto de la duna hasta colgantes con conchas de almeja, pasando por ceniceros, mantelerías o cuadritos de cristal con arena de la duna dentro son una muestra del negocio que hay montado alrededor de la mole de arena. Tampoco faltan los restaurantes con peceras repletas de cigalas y centollos. Las mesas de los mismos están casi todas ocupadas, las ostras de Arcachón atraen a muchos turistas; intuyo que habrá que pedir cita para degustar los afrodisíacos alimentos. Llénese el lector la cartera con unos cuantos cientos de euros si desea probar los afamados mariscos y moluscos de Arcachón, la carta de precios así lo requiere. Muy cerca del Bassin d’Arcachon se encuentra esta impresionante montaña de arena de 2,7 km de largo, 500 metros ancho y 114 de alto, que la convierten, con diferencia, en la mayor de Europa. Es una duna viva, tanto, que avanza hacia el interior a razón de 4 metros al año, lo que provoca que el bosque de pinos donde está el parking, tienda a ser más pequeño cada año. Aprovechad si queréis aparcar aquí porque cabe la posibilidad de que deseéis hacerlo dentro de cincuenta años y no queden ni los cubos de basura.

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