Viaje por Alsacia y ruta romantica

70 En el ala derecha del edificio principal, se encuentra la magnífica Capilla de la Corte, una pequeña iglesia considerada como una de las obras religiosas más perfectas de Alemania. Fue planeada por Balthasar Neumann y está ricamente decorada con esculturas y estucos de los mejores artistas de la época. En los altares laterales de la capilla podemos ver sendos cuadros de Giovanni Battista Tiepolo de 1752: “Caída de los ángeles”, a la izquierda y “La asunción de María”, a la derecha. Si os fijáis, en la parte del coro hay unas columnas que Neumann colocó allí por un motivo más que curioso. El interior de la iglesia era más estrecho de lo normal y para que no se notara hizo colocar allí las columnas de mármol para, de esta forma, disimular en gran parte el defecto de estrechez del templo. Para el que no lo sepa, pasa desapercibido. En 1945 la Capilla resultó muy dañada por el fuego y la humedad provocada por los bombardeos aliados. Los más sacrificados fueron los frescos del techo y hubo que esperar hasta 1963 para ver acabados los trabajos de reconstrucción. La fama y belleza de esta popular iglesia hace que en temporada alta nupcial (en España sería julio y agosto) una veintena de parejas se den el “si quiero” cada fin de semana. Si el cura tiene exclusiva y cobra por sus servicios, menudo negocio tiene si se embolsa 50€ por nupcias, ¡que vivan los novios!, dirá el párroco. La entrada a la Capilla de la Corte es gratuita, no así la entrada a la Residenz, que cuesta 5€ los adultos, aunque eso sí, es gratuita para los menores de 17 años. Una mala noticia, no se puede hacer fotografías en el interior del Palacio, está más vigilado que el Banco de España, aunque una cosa es no poder y otra muy distinta no intentarlo… (Würzburg. La Residenz) Nada más entrar en el vestíbulo nos llama la atención la grandiosa Escalera Principal que podemos ver al fondo. Una escalera en la que el omnipresente Balthasar Neumann también puso su mano. Las gigantescas proporciones de la escalera son, si cabe, más acusadas gracias a la impresionante bóveda decorada entre 1752 y 1753 por el veneciano Giovanni Battista Tiepolo. Según vamos subiendo la escalera nos da la sensación de que la vista se pierde en la gigantesca pintura (32 x19 m) que Tiepolo realizó en una sola pieza, caso único en este arte y que resultó ser el fresco de techo más grande jamás pintado y la mayor obra maestra del artista italiano. El fresco representa a los cuatro continentes conocidos en aquella época: Europa, Asia, África y América. Tal es el tamaño de la pintura que no puede verse de una sola vez, es necesario verla por partes. Prismáticos en mano, o una vista de lince, os permitirán ver en la parte de África, debajo de la imagen de una pirámide y de la princesa de Egipto, la firma del artista: BATTA TIEPOLO. Buscad. De las maravillas que alberga este Palacio, en lo que a pintura se refiere, da fe esta anécdota que se cuenta: Un perro pequeño se inclina sobre una balaustrada y observa el gentío de turistas que deambula por la Residencia siguiendo al guía turístico. Éste se detiene, mira el perro y advierte a sus oyentes: "quizás ustedes pensarán que el perro se les va a echar encima, pero no se preocupen, es tan sólo una pintura". El perrito salió del pincel de Giovanni Battista Tiepolo. Las distintas estancias que componen el palacio están muy bien conservadas, de hecho alguna de ellas está recién restaurada. Se podría destacar la Sala Terrena, la Sala Blanca, el Gabinete Verde y el Cuarto Veneciano. Relataros como son cada una es extenderse más de lo necesario, ya lo veréis con vuestros propios ojos si entráis a ver el Palacio.

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