Alemania y Praga, un viaje por el patrimonio de la humanidad

Viajes por Europa (IV parte). Alemania y Praga: Un viaje por el Patrimonio de la Humanidad 170 Tras un tiempo disfrutando en calma, emprendemos el retorno hacia nuestra autocaravana con el pesar de hacer nuestras las palabras que un día pronunció el poeta letón Werner Bergengruen sobre Regensburg en las que decía: "He añadido alguno y otro día a esa ciudad inagotable, desearía poder añadir un año, una década o bien una vida". Lentamente, con parsimonia, abandonamos esta ciudad cautivadora como pocas por el Eisernebrücke con el pesar de no poder añadir más días a nuestra estancia. Y es que hay vivencias que sólo se sienten y no pueden reproducirse ni con fotos ni con videos ni con palabras, y estar en Regensburg es una de ellas. En la cena, para despedir el día, nada mejor que unas chuletas de Sajonia con patatas fritas y unas cervezas de Praga para darle al cuerpo su ración diaria de colesterol. Una copita de manzana sin alcohol es el colofón culinario. A las 23:30h nos vamos a dormir a pierna suelta, mañana nos espera un buen tute. Buenos sueños, compañeros.

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