Rumbo a Turquía

me ha gustado más que el gran Bazar; tiene un encanto especial y no es .tan turístico. Se parece a los zocos morunos. Luego la Mezquita de Souleiman el Magnifico y la Torre Galata y paseos para ver el cuerno de oro; no hemos embarcado por mi temor al mar. Me ha encantado el Bósforo, las murallas de mar y las de tierra, el Acueducto y, por supuesto, el monolito egipcio. Al final de la jornada hemos llegado rotos y caer en la cama y dormirnos fue cosa de segundos. DIA 13 No hay más que hablar: me gustan los turcos y me gusta Turquía. Se levantan en el autobús para cederles el asiento a las señoras, está todo muy limpio y los comerciantes hablan tropecientos mil idiomas. Hay policías y agentes de seguridad por todos sitios; tal vez las bombas que han estallado por todo el país hayan incrementado la vigilancia policial en museos y monumentos ya que pasas el bolso o la mochila como en los aeropuertos; en nuestro camping todas las entradas están custodiadas por policías armados. He visitado todas las mezquitas que he podido y he rezado ante el Mirab; me gusta este pueblo amable que guarda tantas y tantas civilizaciones en sus genes: Otomanos, selucidas, griegos, romanos, etc... Me fascinan sus monumentos, me gusta su cocina, su alboroto, ¡¡que me gusta vaya!! Al llegar al camping hay un gran mercadillo instalado fuera y compro multitud de cosas; son muchísimo más baratas: cojines, manteles, bolsos, multitud de cosas que me gustan; además, como soy un harto ordinaria, me encanta lo que brilla y allí había brillos por todas partes; en el mercadillo hay una parte dedicada a la alimentación y aprovecho y compro reservas de hortalizas, frutas, sandias, melones y cosas que no sé lo que es pero que tienen que estar riquísimas.

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