Rumbo a Turquía

DIA 14 Hemos ido a los barrios periféricos cuesta arriba y cuesta a bajo, en pleno corazón del pueblo donde no hemos visto ni un solo turista. Todo Sultanamest. He comprado una cortina de madera para la terraza y en tiendas de bebé un cochecito tipo paraguas para mi futura nieta o nieto, precioso y baratísimo; hemos comido en el Bósforo, en un restaurante donde sólo había turcos: un kebabs de alucine y especialidades turcas que no sé cómo se llaman; paso del té, no me gusta y Enrique toma café por todos sitios, pero dice que no es para tanto. Enrique ha probado la cerveza del país que se llama Éfeso y se queja de la cantidad de azúcar que le ponen a todo, sobre todo al café. Volvimos al Bazar Egipcio; tal vez uno de los sitios para compras que más me han gustado incluso más que el Gran Bazar. Hemos conocido a un judío serfadita con el que hemos estado charlando bastante rato. Paseo por el Bósforo al atardecer con la Torre Galata al fondo. Cuando regresemos veremos más cosas, pues José y María Teresa han de ir a la boda de un sobrino y se les acaba el tiempo. Nosotros, cuando marchen, nos recrearemos a la vuelta. DIA 15 Hoy celebramos el Santo de Enrique y partimos hacia Ankara; nos ha costado trabajo entrar en Asia por los múltiples puentes, rotondas y carreteras; un señor al que hemos preguntado ha ido delante nuestra y nos ha dejado en la autopista; invitamos a los alicantinos en un restaurante de carretera; pobrecito él pero la cocina turca excelente y como de postre unos albaricoques en almíbar deliciosos. Nos coge tal lluvia que hemos de parar y escucho el trueno más gordo que he oído en mi vida; un aguacero criminal. Al final acabamos en un pueblecito para pernoctar en una gasolinera. El camping lo están reformando y, como es temprano, nos dirigimos a un barbero próximo donde Enrique se corta el pelo y se afeita. Nos obsequian con el té de manzana que yo, claro está, no tomo y

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