Nosotros en verano siempre vamos al norte, y éste es el peor camping del norte en el que hemos estado. Nos tuvimos que quedar porque íbamos sin reserva al Amaido y no había nada más libre. Obviamente hablo de agosto, seguramente en temporada media sea un lugar mucho más agradable.
Tiene carretera en medio, carretera con mucho mucho tráfico. De la carretera al acantilado es la parte más bonita (petadísima), con vistas al mar. De la carretera hacia adentro es donde está el grueso de las instalaciones. El suelo es de hierba (obviamente tupida y frondosa, estamos en Cantabria) pero aquí acaba lo bueno. Sombras casi no hay, solo hay árboles en la cuneta de la carretera. Piscina no hay, solo unos columpios, aseos, supermercado y bar. A mí la piscina en el norte me la suele traer al pairo pero es que aquí la playa queda a trasmano, el camping está en lo alto del acantilado y para llegar a la playa tienes casi un km caminando a ratos por la cuneta de esa carretera, bastante peligrosa. Es una buena playa, eso sí. Comillas es un pueblo precioso, pero muy turístico y masificado en verano. Además desde el camping tampoco se llega al centro cómodamente, pilla bastante lejos. De coger el coche mejor olvidarse, está todo repleto y el pueblo es una ratonera, se llega antes andando.
En agosto eso no es un camping, es un parking de campistas, con parcelas enanas (aunque de hierba), sin setos entre ellas, y te das con el vecino a la mínima. Para más inri, no aceptaban pago con tarjeta, lo cual en este siglo XXI de los smartphones y la globalización no dice nada bueno de un negocio ni de su contabilidad, a menos que esté en un lugar incomunicado, que no es el caso.