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Soy Nudista Campista :o)
Para conocimiento de todos los participantes de éste y otros Foros Campistas en los que voy a divulgar esta crónica, os quiero contar lo más breve posible nuestra experiencia vivida en el Camping “Huerta Ñalda” en Úbeda (Jaén).
Las vacaciones de verano las planeamos un amigo y yo para ir a pasar juntos un par de semanas en Málaga con mi caravana. Pensamos que hacer el viaje de tirón desde Madrid sería haría muy largo y decidimos hacer parada de dos días en Úbeda para visitar la ciudad, y después hacer lo mismo a la vuelta para poder visitar Baeza que está al lado, aprovechando que hay un camping allí.
Puesto que salimos por la tarde del viernes 7 de agosto, se nos hizo de noche antes de lo previsto y paramos en un área de servicio nada más pasar Despeñaperros (Sta. Elena). Esa misma tarde, sobre las 20:30 aproximadamente, llamamos al camping para asegurarnos de que había parcelas libres y dijeron que no había problema ninguno. A la mañana siguiente emprendemos nuevamente ruta hacia Úbeda, y por intentar tomar un atajo no conseguíamos localizar el camping, con lo cual les llamamos nuevamente para que nos indicaran, y a la vez nos vuelven a confirmar que hay parcelas libres.
Conseguimos llegar a la Recepción del Camping “Huerta Ñalda” en Úbeda alrededor de las 10 de la mañana y nos recibe una señora, a la que le decimos que queremos acampar. Ella se mete dentro del camping para avisar a alguien y se oye una voz bruta que dice: “¡Hasta las 12 no entra nadie!” La señora sale y dice que no se puede entrar hasta las 12. Nos quedamos perplejos y le decimos que hemos llamado la noche anterior y en esa misma mañana y que no había problema y que cómo nos va a dejar allí en la puerta durante 2 horas. Ella vuelve a hablar con la otra persona de voz bruta y sale ésta afuera: “¡…Que he dicho que nos se entra hasta las 12!”
Aquí empieza ya el tema a ponerse tenso por lo absurdo de la respuesta y por la prepotencia que el individuo (dueño del camping) emplea, discurriendo la conversación de la siguiente manera:
-“¡…Que he dicho que nos se entra hasta las 12!”
- “¡¿…Pero oiga, ¿cómo es eso posible?, si en cualquier camping se puede entrar a primera hora, y además en la Recepción pone que abra a partir de las 09:00?!”
- “Eso no es verdad y lo sabré yo mejor que nadie que soy el propietario y se a qué hora se entra en los campings.”
- “Mire, déjenos pasar porque solo queremos soltar la caravana y salir corriendo a Úbeda para visitar la ciudad, que se nos hace tarde. Si se tratara de una casa o habitación entenderíamos lo de no entrar hasta las 12 porque hay que limpiar y cambiar sábanas, pero en una parcela no”
- “Qué he dicho que NO, y hasta las 12 no se entra en un camping, así que esperan hasta entonces o se van”
- “Pues entonces nos va a dar ud. la Hoja de Reclamaciones, y además esto lo vamos a difundir en los Foros Campistas de Internet.”
- “A mi eso me da igual lo que uds. hagan o digan en Internet. Yo a uds. no les tengo que dar nada porque no son clientes, y ahora se van o si quieren llaman a la Guardia civil, pero yo no les doy ninguna Hoja de Reclamaciones.”
Pues eso es lo que hicimos mi amigo y yo, y nos quedamos a esperar a la G.C. mientras el individuo en cuestión se columpiaba chuléscamente en una silla del porche mirándose las uñas y observándonos de reojo sin saber que efectivamente habíamos llamado a la G.C., la cual apareció a los 20 minutos de haberles requerido.
Cuando llegaron los agentes el individuo de voz bruta se sorprendió y no sabía muy bien qué decir o hacer ante la presencia y la pregunta de los agentes:
- “¿Es verdad que ud. se niega facilitar las Hojas de Reclamaciones a estos señores?”
- “Bueno, yo…, no, es que…, bueno, verá…, no sé…, pensaba que… A mi es que no me parecía que se lo tenía que dar…. No son clientes…”
Argumentó otras cosas absurdas para justificarse y al final nos dio la Hoja de Reclamaciones a regañadientes, la cual rellenamos en presencia de la Guardia Civil, que por cierto hay que decir que nos atendieron estupendamente y pusieron al individuo en su sito. A mi amigo y a mi nos resultó significativo que el bloc de Hojas de Reclamaciones que sacó estaba bastante por debajo de la mitad de uso, y eso que el camping es bastante nuevo.
Ahora digo yo, ¿cómo puede un empresario ser tan obtuso y no darse cuenta el perjuicio que se hace a si mismo y al turismo en general de la zona en la que tiene su establecimiento, con esa actitud y falta de visión comercial? ¿Cómo puede ser que el dueño de un negocio no le pueda importar la mala reputación e través de Internet?
Además de rellenar y enviar la Hoja de Reclamaciones, y de relataros esta experiencia tan insólita como kafkiana, voy a escribirle una carta al alcalde de Úbeda informándole de estos hechos para que sepa que hay un individuo que echa por tierra toda la labor de fomento turístico que ese ayuntamiento se esfuerza en mejorar. El dueño del camping de Úbeda seguramente será un experto olivarero o quizás criador de cerdos pero con conocimiento nulo de lo que es una actividad hostelera como en la que se ha metido ni cómo se trata a los clientes, que en definitiva son los que mantienen su negocio.
Salimos de aquel lugar, donde reside lo absurdo y la tozudez, alucinados por lo vivido y con amargura y nos dirigimos en su lugar a Granada, donde por el contrario disfrutamos de maravillosos rincones secretos y misteriosos de esa hermosa ciudad que hechizan a cualquiera, acampando en el Camping “Sierra Nevada”, junto a la estación de autobuses de la capital. La amabilidad y gracia de los granadinos, empezando por el recepcionista políglota, fue todo un bálsamo para las escoceduras morales sufridas horas antes. Y todo ello nos obligó a volver a parar nuevamente en Granada a la vuelta de Málaga, rumbo a Madrid y con el cordial saludo del recepcionista que se acordó de nosotros al vernos nuevamente.
Gracias por la paciencia a quienes habéis llegado a leer hasta aquí.
Saludos y Cuidado con el individuo de voz bruta del Camping “Huerta Ñalda” en Úbeda.
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Las vacaciones de verano las planeamos un amigo y yo para ir a pasar juntos un par de semanas en Málaga con mi caravana. Pensamos que hacer el viaje de tirón desde Madrid sería haría muy largo y decidimos hacer parada de dos días en Úbeda para visitar la ciudad, y después hacer lo mismo a la vuelta para poder visitar Baeza que está al lado, aprovechando que hay un camping allí.
Puesto que salimos por la tarde del viernes 7 de agosto, se nos hizo de noche antes de lo previsto y paramos en un área de servicio nada más pasar Despeñaperros (Sta. Elena). Esa misma tarde, sobre las 20:30 aproximadamente, llamamos al camping para asegurarnos de que había parcelas libres y dijeron que no había problema ninguno. A la mañana siguiente emprendemos nuevamente ruta hacia Úbeda, y por intentar tomar un atajo no conseguíamos localizar el camping, con lo cual les llamamos nuevamente para que nos indicaran, y a la vez nos vuelven a confirmar que hay parcelas libres.
Conseguimos llegar a la Recepción del Camping “Huerta Ñalda” en Úbeda alrededor de las 10 de la mañana y nos recibe una señora, a la que le decimos que queremos acampar. Ella se mete dentro del camping para avisar a alguien y se oye una voz bruta que dice: “¡Hasta las 12 no entra nadie!” La señora sale y dice que no se puede entrar hasta las 12. Nos quedamos perplejos y le decimos que hemos llamado la noche anterior y en esa misma mañana y que no había problema y que cómo nos va a dejar allí en la puerta durante 2 horas. Ella vuelve a hablar con la otra persona de voz bruta y sale ésta afuera: “¡…Que he dicho que nos se entra hasta las 12!”
Aquí empieza ya el tema a ponerse tenso por lo absurdo de la respuesta y por la prepotencia que el individuo (dueño del camping) emplea, discurriendo la conversación de la siguiente manera:
-“¡…Que he dicho que nos se entra hasta las 12!”
- “¡¿…Pero oiga, ¿cómo es eso posible?, si en cualquier camping se puede entrar a primera hora, y además en la Recepción pone que abra a partir de las 09:00?!”
- “Eso no es verdad y lo sabré yo mejor que nadie que soy el propietario y se a qué hora se entra en los campings.”
- “Mire, déjenos pasar porque solo queremos soltar la caravana y salir corriendo a Úbeda para visitar la ciudad, que se nos hace tarde. Si se tratara de una casa o habitación entenderíamos lo de no entrar hasta las 12 porque hay que limpiar y cambiar sábanas, pero en una parcela no”
- “Qué he dicho que NO, y hasta las 12 no se entra en un camping, así que esperan hasta entonces o se van”
- “Pues entonces nos va a dar ud. la Hoja de Reclamaciones, y además esto lo vamos a difundir en los Foros Campistas de Internet.”
- “A mi eso me da igual lo que uds. hagan o digan en Internet. Yo a uds. no les tengo que dar nada porque no son clientes, y ahora se van o si quieren llaman a la Guardia civil, pero yo no les doy ninguna Hoja de Reclamaciones.”
Pues eso es lo que hicimos mi amigo y yo, y nos quedamos a esperar a la G.C. mientras el individuo en cuestión se columpiaba chuléscamente en una silla del porche mirándose las uñas y observándonos de reojo sin saber que efectivamente habíamos llamado a la G.C., la cual apareció a los 20 minutos de haberles requerido.
Cuando llegaron los agentes el individuo de voz bruta se sorprendió y no sabía muy bien qué decir o hacer ante la presencia y la pregunta de los agentes:
- “¿Es verdad que ud. se niega facilitar las Hojas de Reclamaciones a estos señores?”
- “Bueno, yo…, no, es que…, bueno, verá…, no sé…, pensaba que… A mi es que no me parecía que se lo tenía que dar…. No son clientes…”
Argumentó otras cosas absurdas para justificarse y al final nos dio la Hoja de Reclamaciones a regañadientes, la cual rellenamos en presencia de la Guardia Civil, que por cierto hay que decir que nos atendieron estupendamente y pusieron al individuo en su sito. A mi amigo y a mi nos resultó significativo que el bloc de Hojas de Reclamaciones que sacó estaba bastante por debajo de la mitad de uso, y eso que el camping es bastante nuevo.
Ahora digo yo, ¿cómo puede un empresario ser tan obtuso y no darse cuenta el perjuicio que se hace a si mismo y al turismo en general de la zona en la que tiene su establecimiento, con esa actitud y falta de visión comercial? ¿Cómo puede ser que el dueño de un negocio no le pueda importar la mala reputación e través de Internet?
Además de rellenar y enviar la Hoja de Reclamaciones, y de relataros esta experiencia tan insólita como kafkiana, voy a escribirle una carta al alcalde de Úbeda informándole de estos hechos para que sepa que hay un individuo que echa por tierra toda la labor de fomento turístico que ese ayuntamiento se esfuerza en mejorar. El dueño del camping de Úbeda seguramente será un experto olivarero o quizás criador de cerdos pero con conocimiento nulo de lo que es una actividad hostelera como en la que se ha metido ni cómo se trata a los clientes, que en definitiva son los que mantienen su negocio.
Salimos de aquel lugar, donde reside lo absurdo y la tozudez, alucinados por lo vivido y con amargura y nos dirigimos en su lugar a Granada, donde por el contrario disfrutamos de maravillosos rincones secretos y misteriosos de esa hermosa ciudad que hechizan a cualquiera, acampando en el Camping “Sierra Nevada”, junto a la estación de autobuses de la capital. La amabilidad y gracia de los granadinos, empezando por el recepcionista políglota, fue todo un bálsamo para las escoceduras morales sufridas horas antes. Y todo ello nos obligó a volver a parar nuevamente en Granada a la vuelta de Málaga, rumbo a Madrid y con el cordial saludo del recepcionista que se acordó de nosotros al vernos nuevamente.
Gracias por la paciencia a quienes habéis llegado a leer hasta aquí.
Saludos y Cuidado con el individuo de voz bruta del Camping “Huerta Ñalda” en Úbeda.
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