La expedición a la Antártida del capitán Scott y sus hombres, la expedición Terra Nova, llamada así por el barco ballenero que fletaron para llegar a su destino.
Dos expediciones al Polo Sur, la noruega liderada por Roald Amundsen y la británica liderada por Robert Falcon Scott, salieron en 1910 con el objetivo de alcanzar el Polo Sur y que uno de sus dos países se llevara el honor de realizar primero esa hazaña.
La expedición de Scott también pretendía realizar investigaciones científicas y exploraciones geográficas. Sus miembros, en distintos equipos, realizaron diversos viajes para recolectar datos y muestras científicas. Muchos de los 65 expedicionarios del viaje eran científicos: geólogos, físicos, zoólogos, meteorólogos, oceanógrafos.
La expedición de Amundsen pasó a la historia por ser la primera que alcanzó el Polo Sur, pero su hazaña se vio siempre ensombrecida por el destino trágico de Scott y cuatro de sus hombres, que después de alcanzar el Polo solamente un mes más tarde que Admudsen, perecieron en el camino de regreso al campamento base.
El espíritu científico y valeroso del grupo se demuestra en que nunca se deshicieron de los kilos de muestras geológicas que llevaban en su trineo, a pesar de que sabían que iban a morir por agotamiento, congelación e inanición. Su tienda se encontró a sólo 20 km de uno de sus depósitos de víveres.
Es famoso el final elegido por el capitán Lawrence Oates, condecorado durante la guerra de Sudáfrica, quien viendo que retrasaba a sus compañeros debido a la gangrena en los pies que le aquejaba, salió de la tienda para no volver diciendo una frase que pasó a la historia: Voy afuera y puede que tarde.