sinpiquetas
locuaz
El problema no son los costes, ya sean directos o indirectos, construir una refinería vale lo que vale, al igual que una planta solar o un parque de aerogeneradores, etc. como las que ya existen, el problema radica en utilizar... perdón... abusar... de la energía como medio de recaudación fiscal.¿A que precio?... si el litro de gasoil (con impuestos o sin ellos) cuesta un euro y hago 10 km con él (para redondear) y el litro de hidrógeno me cuesta 10 y hago 10km con él
Aunque el petroleo bajase a precios “de risa” seguirían incrementándole impuestos escudándose en cualquier pretexto o inventándose alguno nuevo, no se, quizás “descubriesen” que los informes de la OMS que indican desde hace décadas la relación estadística entre la leucemia y otras dolencias en relación a los hidrocarburos tiene “algo” de verdad, por ejemplo, del tabaco tardaron tres décadas en reconocerlo... pero siguen utilizándolo para recaudar. En la actualidad, el importe que se embolsa la industria (petroleras, gasolineras, etc.) después de impuestos rondan los 30 céntimos por litro... ¿el resto?... a los presupuestos generales del estado.
La economía del hidrógeno siempre será más económica para cualquier país, en especial para los que tengan las características de España, primero ventaja tecnológica e independencia energética, segundo en costes, “solo” existen los costos de la construcción y mantenimiento de las nuevas “refinerías”, ¿sobre las materias primas?, el agua es “gratis” y además retornable, vuelve ella solita al sistema hidrológico, la energía necesaria para su transformación es completamente “gratis” e inagotable para nuestro cómputo de tiempo (duraremos menos que el sol)... a “wolings” el hidrógeno siempre saldrá más barato que los hidrocarburos.
El verdadero problema es político, si se eliminase el impuesto de hidrocarburos, todos los españoles... pero absolutamente todos, niños, abuelas, etc. tendríamos que pagar en nuestra declaración 500 € lo que en una familia de cuatro miembros supondrían 2.000 € ó bien transformar nuestro sistema tributario a un sistema verdaderamente proporcional, pero para eso “hay que tenerlos muy bien puestos”. Con una clase política “adicta” a las encuestas sobre intención de voto nadie osará tocar el sistema, ya sea de izquierdas, de derechas o de “extremo centro”... mientras nosotros se lo permitamos... claro está.