Hace unos años, el TomTom decidió que el camino más rápido para ir a Ansó no era la carretera ancha que llega a Hecho y desués una carretera nueva y flamante que habían echo a Ansó, sino una carretera de montaña que salía un poco más adelante en la nacional (seguro que era el camino más corto y rápido para un turismo) y que era estrecha, con el asfalto en bastante mal estado y con zonas con despendrimientos de piedra de los laterales de la carretera. En algunos casos, pasaba por la carretera pensando que iba a rozar con la caravana en la pared de roca. Menos mal que no me crucé con ningún vehículo hasta Ansó.
Otra vez iba camino de Francia y el TomTom decidió que el camino más corto para ir al camping El Roble Verde, no era coger la salida 4 de la AP68 y una salida cómoda hasta el camping, sino ir por la A1, atravesar un pueblo y cruzar un puente medieval, por el que los laterales de la caravana pasaron rozando.
Todo ello hace que me fie muy poco de los navegadores (aunque me parecen una ayuda inestimable para los que vamos con conjuntos voluminosos) y que muchas veces desestime sus rutas. Prefiero hacer 40 o 50 kilómetros más por autopistas, que meterme por carreteras secundarias o travesías que no se en que estado van a estar.
En mi caso el límite lo pongo yo, mi mujer no conduce con la caravana enganchada, pero tampoco pone pegas, porque sabe que el que peor lo pasa es el que conduce.
Saludos,