joel david
Participativ@
Todos sabemos la injusticia que supone el que por parte de algunas "autoridades pertinentes" se nos niegue el derecho a la pernocta. Todos estamos ya hartos de esta situación, desde hace demasiado tiempo ya. Escudados bajo el lema "prohibido acampar" se nos quiere convencer que desarrollamos una actividad ilícita, perjudicial para los demás y por lo tanto prohibida. Se nos niega lo que a todos se les permite: dormir en la vía publica, el único sitio que es de todos y para todos. Resulta paradójico que se nos niegue ese derecho a los que precisamente más equipados estamos para hacerlo. A los únicos que pueden desarrollar esa actividad sin perjudicar a los demás. Sí se permite dormir en un coche, o sobre una manta, o dentro de un camión, o en una tumbona de la playa, o en una silla; aún sabiendo que todos estos elementos carecen de equipamiento para poder evitar que, llegado el momento, la necesidad empuje inexorablemente a las personas a tener que ensuciar la vía pública. Pero no se permite dormir dentro de una autocaravana.... porqué .....????.
De un tiempo a esta parte la persecusión va incluso más allá; en algunos lugares no se nos permite ni siquiera estacionar, se levantan vallas para obstaculizar, se ponen impedimentos a la altura, se colocan carteles ilegales de prohibición, se le dá una vuelta de teurca más prohibiendo el aparcamiento... pero en horas nocturnas, se nombran supuestos bandos municipales que nadie es capaz de enseñar.
Todos sabemos que no tiene sentido, todos sabemos que tenemos el peso de la razón está de nuestro lado. El problema es que el peso de la ley es mucho mayor que el de la razón. El problema es que la porpia ambiguedad de la ley le permite escaparse de sí misma. El problema es que no hay forma de llegar a los tribunales y sentar jurisprudencia. Como ha tenido que ocurrir en otros sitios, hasta que un tribunal no dicte una sentencia que distinga claramente entre pernocta y acampada, no cesarán en la persecusión. Y sólo entonces las autoridades se darán cuenta de su error, porqué al no poder prohibir tendrán que regular, que es lo que realmente es necesario hacer. Y entonces, acogiendose a su derecho de regulacion del trafico local, los municipios más afectados tendrán que hacer areas para evitar que sus paseos maritimos o calles centrales se inunden de autocaravanas; y cuando las hagan se darán cuenta de que son rentables, que atraen a turismo de calidad; y los municipios colindantes se darán cuenta tambien y harán nuevas areas y entonces autocaravanistas de toda Europa vendrán a disfrutar de nuestro sol, nuestro clima y nuestra cultura, dinamizando muchas zonas de nuestra geografía. Pero no sólo se trata de areas, se trata de tranquilidad, se trata de dignidad, se trata de reconocimiento, se trata de libertad.
La prohibición de la pernocta es una discriminación clara por motivos de vehículo. Atenta contra los derechos básicos de los cuidadanos y contra la igualdad entre los mismos. El problema es que hasta la fecha ninguna reclamación ha prosperado. Primero porque los españoles no somos muy amigos de los tribunales y segundo porque las propias administraciones retiran las denuncias a la primera alegación de cambio, conscientes de que no están amparados por ninguna ley. Pero quizás el motivo más importante sea la dificultad de la vía contencioso-administrativa, lenta y sobre todo cara.
Por eso me parece una magnifica noticia la aparición de pólizas de seguros que incluyen la cobertura de este tipo de reclamación. Tal vez sea este el detonante de una explosiva situación, insostenible ya en muchos lugares de España. Quizás haya llegado el momento de intentar hacer valer el peso de la ley, ya que sólo con el de la razón, desgraciadamente , no avanzamos demasiado.
De un tiempo a esta parte la persecusión va incluso más allá; en algunos lugares no se nos permite ni siquiera estacionar, se levantan vallas para obstaculizar, se ponen impedimentos a la altura, se colocan carteles ilegales de prohibición, se le dá una vuelta de teurca más prohibiendo el aparcamiento... pero en horas nocturnas, se nombran supuestos bandos municipales que nadie es capaz de enseñar.
Todos sabemos que no tiene sentido, todos sabemos que tenemos el peso de la razón está de nuestro lado. El problema es que el peso de la ley es mucho mayor que el de la razón. El problema es que la porpia ambiguedad de la ley le permite escaparse de sí misma. El problema es que no hay forma de llegar a los tribunales y sentar jurisprudencia. Como ha tenido que ocurrir en otros sitios, hasta que un tribunal no dicte una sentencia que distinga claramente entre pernocta y acampada, no cesarán en la persecusión. Y sólo entonces las autoridades se darán cuenta de su error, porqué al no poder prohibir tendrán que regular, que es lo que realmente es necesario hacer. Y entonces, acogiendose a su derecho de regulacion del trafico local, los municipios más afectados tendrán que hacer areas para evitar que sus paseos maritimos o calles centrales se inunden de autocaravanas; y cuando las hagan se darán cuenta de que son rentables, que atraen a turismo de calidad; y los municipios colindantes se darán cuenta tambien y harán nuevas areas y entonces autocaravanistas de toda Europa vendrán a disfrutar de nuestro sol, nuestro clima y nuestra cultura, dinamizando muchas zonas de nuestra geografía. Pero no sólo se trata de areas, se trata de tranquilidad, se trata de dignidad, se trata de reconocimiento, se trata de libertad.
La prohibición de la pernocta es una discriminación clara por motivos de vehículo. Atenta contra los derechos básicos de los cuidadanos y contra la igualdad entre los mismos. El problema es que hasta la fecha ninguna reclamación ha prosperado. Primero porque los españoles no somos muy amigos de los tribunales y segundo porque las propias administraciones retiran las denuncias a la primera alegación de cambio, conscientes de que no están amparados por ninguna ley. Pero quizás el motivo más importante sea la dificultad de la vía contencioso-administrativa, lenta y sobre todo cara.
Por eso me parece una magnifica noticia la aparición de pólizas de seguros que incluyen la cobertura de este tipo de reclamación. Tal vez sea este el detonante de una explosiva situación, insostenible ya en muchos lugares de España. Quizás haya llegado el momento de intentar hacer valer el peso de la ley, ya que sólo con el de la razón, desgraciadamente , no avanzamos demasiado.