Pienso que esto es soolo el principio...... todo va ir empeorando o al menos ese es el panorama que se nos ve venir, yo personalmente la mejor solucion sería , lo siguiente que he sacado de un blog de la red:
De la forma de hacer la revolución
En primer lugar, hay que partir por dar las gracias a los seguidores de este blog y a los lectores, que cada día va aumentando.
En segundo lugar, mucha gente hace la pregunta del millón: ¿cómo hacer la revolución? Otros pensarán en que sí, que muy bonito (o no) todo lo que pone en el blog, pero de qué sirve. Otros pensarán que ya se intentó con el 15-M y no ha servido para nada, pues nada ha cambiado.
Pues bien, en esta entrada, como su nombre indica, se exponen las líneas generales que ha de tener la revolución popular para que pueda triunfar y sirva para mejorar el país. Líneas generales que no son más que unas ideas que pueden ser mejoradas, rebatidas y discutidas, ya que nadie está en posesión de la verdad ni de la mejor fórmula.
Comenzaré hablando del 15-M, que ha de servir como inspiración, tanto en su neutralidad, sin importar la ideología política de las personas, como en su forma pacífica. Sin embargo creo que han sido dos las cosas que han fallado en el 15-M. Primero, el no tener unas bases concretas de actuación (unidad en lo que se pide), sino que se ha basado en el descontento generalizado de la sociedad y en una multiplicidad de cuestiones.
En este sentido se suele decir que más vale calidad que cantidad, es decir, mejor una única propuesta que apoye unánimemente todo el mundo que mil propuestas muy válidas y muy necesarias todas pero más dispersas.
O como también se suele decir, no se puede empezar la casa por el tejado. Y en este sentido, para conseguir el resto de propuestas hay que cambiar la base misma del sistema, y en eso es en lo que se necesita unanimidad y apoyo popular masivo.
Si tomamos el ejemplo de Egipto, empezó la revolución con un único pedimento o motivo, simplemente democracia. Y así debe ser, centrarse en un único punto, ya que de lo contrario, flaquearán las fuerzas, habrá más dispersión y menos unanimidad. (Egipto me refiero a la revolución originaria que causó la caída del régimen dictatorial, y el problema ha sido que se ha sustituido ese régimen por uno militar que viene a ser más o menos igual o incluso peor).
Por ello, lo que se necesita es un único punto base, el cual debe ser nuestro sistema democrático actual (ver entrada “De la verdadera democracia…”), haciendo un sistema verdaderamente democrático en el que los políticos no expresen su sola voluntad, sino la de los ciudadanos.
Por otro lado, otro fallo del 15-M (sin querer desde aquí desprestigiar el movimiento ni restarle importancia) ha sido precisamente las acampadas, que hizo que políticamente y mediáticamente se utilizara en su propia contra. Así, con el transcurso del tiempo, la gente veía que no servía para nada ni derivaba en un fin concreto.
La revolución ha de contar con el poder inmenso del pueblo. No hay mayor poder en un Estado que el de la masa. Ni las armas, ni la coacción, ni la violencia.
Si se reúnen 5.000, 10.000 o 50.000 personas, se las puede disolver mediante la fuerza, y callar sus voces “a palos”, pero si son 1, 2, 3… millones, no, y cuanta más gente, más difícil será hacer callar sus voces.
No se trata tampoco de reunirse 2, 5 o 15 millones de personas y asaltar el Congreso o la Moncloa, porque eso no serviría de nada. Únicamente podría conducirnos a una situación como Egipto o a un golpe de Estado y una dictadura.
Hay que luchar contra el sistema sí, pero desde el sistema, con las herramientas que nos otorga el sistema. Tenemos unos partidos políticos que son los que a su vez tienen a unas personas que ejercen el poder, teóricamente en nuestro nombre.
Y la manera de conseguir el cambio es obligando a esos partidos y a esas personas (a los que mandan) a que se produzca el cambio. Y no obligarlos mediante la fuerza física, violencia o disturbios, sino con nuestra mejor arma, la unión y la masa.
Si se echan a las calles 10, 15 o 20 millones de personas pidiendo que se cambie X, quienes gobiernan tendrán que cambiar X. Si los que lo piden son 1000 o 10000, basta con llamarlos antisistema, sectarios, radicales…, y no tiene mayor consecuencia.
La forma de hacerlo es tomando la calle, que al fin y al cabo es nuestra y no de los políticos, del Estado o de la policía. La calle es del pueblo y ahí es donde tiene que estar el pueblo. Y la forma ha de ser sobre todo pacífica, ya que el uso de la violencia y disturbios sólo lleva a más violencia.
Por ello, las líneas que aquí se proponen son básicamente:
1º) Un único objetivo, basado en transferir el poder del político al pueblo o, lo que es lo mismo, que el político no exprese su sola voluntad, sino la del pueblo. (Por ejemplo, PSOE aprueba la ley del aborto, PP deroga esa ley. Está claro que no están expresando la voluntad del pueblo, sino la que cada dirigente tiene en cada momento. El pueblo la hubiera aprobado o no, o puede que cambie de opinión en un cierto tiempo, pero no de la noche a la mañana. Y como este ejemplo, hay otros mil).
2º) Unión de toda la gente en torno a ese objetivo común.
3º) Apoyo popular masivo.
Así, si se consigue cambiar esa base y pasamos a un sistema más democrático en que el político representa de verdad al pueblo, vendrán todos los demás cambios que el propio pueblo quiera, pero porque él quiera y no por deseo del político de turno.
ES LA HORA DE LA REVOLUCIÓN POPULAR
rogar-Cry(LBG):