Opa,
la verdad es que no me suena de estar en ninguna quedada, pero me recuerda una especie de alucinación o fantasía que tuve, porque realidad no creo que pueda ser, en el que nos íbamos por lo menos una semananita en una camper recien estrenada a un camping que tenía una gran alfombra verde, pegado al mar, con unas piscinitas muy chulas, con un tiempo cojonudo con unos dueños muy agradables, de buen cocinar y predispuestos a todo.
A la entrada unos rapaces muy enrrollados que te colgaban una identificación muy bonita de no se que de wecampista o algo así, con unos regalitos, información de Galicia, una botelliita de aguardiente para las noches por si hacía frio y decían que eran los organizadores de la alucinación esta y de que resultase tan barato el camping. Pues si lo dicen ellos para que contrariarlos, no vaya a ser que me echaran de la alucinación. Pues gracias entonces chavales.
Por las mañanas nos despertaban los pajaritos y a los más dormilones el tren, a nosotros incluso, y fijaros el detalle, una vez el panadero.
Los campistas que allí estábamos eramos todos colegas y pasábamos muy buenos ratos. Intercambiamos de todo, bueno casi todo, rutas, papeo, bebida, opiniones, muchos consejos, música, discutiamos de los gps y de los duendecillos malos que llevan dentro, nos visitábamos las viviendas, haciamos amistades, algunas peligrosas y también alguna que otra carallada, pocas e pero alguna si. A veces comiamos y cenabamos todos juntos. Quedábamos para vernos en otras ocasiones, a repetir cosas así, nos invitábamos a visitarnos a nuestras tierras, bueno una pasada. Éramos una pandilla tan cojonuda que hasta teniamos visitas.
Esos que se decían los organizadores hacían rutas para que los que quisieran conocer los preciosos alrededores y las tradiciones de la zona.
En un momento dado aparecieron un par de piraos tocando un instrumento que hacía un ruido ensordecedor acompañados, supongo que de otra pirada, dando de ostias a una especie de tartera con colgajos. Yo no lo entendí pero encima los cebaron a cervezas y embutido.
Los crios y crias andaban a su bola, es decir no daban la vara a sus padres y estos tampoco a sus hijos claro. También se hacían colegas, casi que vacian las piscinas de lo que las usaron, vamos que lo pasaban de carallo. Hasta dieron con un gran rapaz que el pobre en un momento dado iba a dar una tranquila vuelta en barca por la ría acabó paseandolos a todos.
De verdad era un alucine. Así iban cuatro días de fantasía y de repente, peee peee peeee peeeeee peeeeeeeeee peeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee. Joder era Jack el despertador, martes 7 de la mañana, al chollo pringao. Ostia fue todo un sueño, manda carallo.
Por cierto, los nombres que teniamos en el sueño no eran los de siempre, así con nombre y apellidos, eran muy distintos, me hizo gracia que a mi me llamaban Centolos.
Un besazo a todos los integrantes de este sueño.