Expresar los sentimientos de dolo hacia personas que han sufrido un percance del tipo que sea, o hacia sus familiares si hay consecuencias fatales, es una fórmula social y por lo tanto no va (porque no puede) más allá de la expresión. Pero tras lamentar los hechos y consolar virtualmente cabe analizar las responsabilidades porque las consecuencias las pueden sufrir sólo los que causan el percance o los vecinos o los que pasaban por allí como ocurre frecuentemente en el tráfico. Si uno de nosotros o de nuestra familia fuese vecino del usuario de la chavola de ese campin y sufriese daños colaterales con sus pertenencias destruidas y quemaduras en su cuerpo, la reacción a la hora de mostrar el dolo no sería tan aséptica y virtual; seguro.
Somos muy dados a triturar a quién sorprendemos haciendo una guarrada en un área de estacionamiento de AC, y poco severos con la proliferación del chabolismo en los campins. No sé cómo estará en la actualidad, pero hace años pernocté en un campin a orillas del Mar Menor y quedé asustado de las instalaciones con cercados, setos de plantas, tresillos viejos, neveras y lavadoras, estructuras de hierro soportando esteras para procurar sombra sobre las caravanas o "móvil-homes"... Naturalmente, son los fijos (cebolletas) y tienen sus contratos verbales con los propietarios del campamento y hacen de su capa un sayo. En realidad, el que va de paso sólo viene a perturbar. El riesgo de incendio con el calor que hacía era notable, pero allí estaban todos felices y contentos y nadie es quién para estorbar su bienestar.
Denunciar está mal visto. Pero alguna que otra denuncia acabaría poniendo orden donde impera el chabolismo campista.
Naturalmente, este es mi criterio. Otros pensarán de otra manera. Es su derecho.