Día 6: 25/6/2008 Porto Venere – Pisa – Lucca (115 kms)
Hemos pasado muy buena noche. Temperatura muy agradable, nada de ruidos, nos despiertan las gaviotas.
Vista del golfo de Porto Venere
A las 9h ya estamos en marcha en dirección a Pisa. Llegamos allí a las 10:30h. Hay un parking para coches,
autobuses y autocaravanas muy bien señalizado. En esta zona de parking hay un pequeño centro comercial
donde tomamos un café y unos bollos. No es nada caro.
La torre de Pisa. Sigue en pie.
Entramos, por error, al campo dei Miracoli por una entrada que no es la más cercana al parking. Afortunado
error, porque la entrada habitual es un horrible mercadillo de puestos de recuerdos. Cuando vemos la torre
empezamos a sentir la sensación, que luego nos seguirá acompañando, de no poder creer que estamos aquí,
que lo estamos viendo en directo y no a través de fotos. Son unos sitios tan fotografiados que parece que ya
has estado allí. Pero bueno, te vas dando cuenta de que te queda mucho por descubrir. La torre de Pisa es
impresionante, tanto por su inclinación como por la belleza del mármol de que está hecha. Como nos pasa
siempre, tiene andamios.
Pisa nos sorprendió porque nos habían comentado que es poco más que la torre y el duomo. A nosotros nos
gustó mucho la ciudad y el ambiente universitario que en ella se respira. Comimos en una terraza en la calle,
frente a la facultad de Derecho. Los cuatro por poco más de 50€, con unas buenas raciones. Lo que sale más
caro es la bebida, pero los precios de la comida son muy razonables.
Después de comer nos vamos paseando tranquilamente hacia el aparcamiento. Atravesamos el funesto
mercadillo donde te asaltan por todos lados para ver si quieres comprar Rolex baratos. Perdón, Trolex. A las
16:00 salimos en dirección a Lucca.
Llegamos a Lucca en unos 20 minutos. En Lucca localizamos rápidamente el área de autocaravanas “Il
Serchio”, de la que todos los comentarios que habíamos leído eran positivos. De hecho, nos la había
recomendado la pareja francesa que conocimos en Porto Venere. El área está realmente bien. Los encargados
se esfuerzan por explicarlo todo en inglés, aunque yo me empeño en intentarlo con el pseudo-italiano. Las
parcelas son un poco justas de tamaño, pero como había sitio, utilizamos la adyacente para plantar la mesa y
las sillas. Los servicios son cómodos y están limpios y los niños han vuelto a disfrutar de una buena instalación
para fregar calentito. Hay internet gratuito, pero cierran la sala a las 20:00 y ahora no es el momento de
ponerse al ordenador. En cambio, es un buen momento para alquilar unas bicis (en el mismo área las alquilan
p
