Luego fuimos a las
cataratas. Dicen que
son las más grandes de
Europa. No son muy
altas, 23 metros, pero
si tienen bastante
amplitud, y el volumen
de agua es muy grande
El río en la zona de las
cataratas
es
muy
ancho, y tiene varias
islas en medio que
embellecen el entorno.
Paseamos por toda la
zona y posteriormente
cruzamos de nuevo la
frontera por Konstanz
y como no, nos
pararon en la frontera
y pidieron los pasaportes. Creo que fuimos los únicos, (ya nos paso otro año por otro
lugar de Suiza), se ve que por la matricula, a la que no deben de estar muy
acostumbrados .Tras pedir la documentación, nos comentan algo sobre España y piden
algo de conversación por supuesto en tono agradable, pero en principio “acongojan” un
poco.
Tras dar una vuelta por
Reichenau,
nos
acercamos a la abadía
benedictina en la que no
pudimos entrar porque
era tarde, pensamos que
igual no merecía mucho
la pena, fuimos a la isla
de Mainau, y terminamos
con una vuelta por
Konstanz que resaltando
unos pocos edificios
tampoco destaca, después
de lo que habíamos visto
hasta ahora. Por cierto
habíamos
comprado
chocolate Suizo que a
pesar de la fama, no
llegaba a superar al que compramos en la Borgoña francesa, y empezamos a
comprender lo caro del precio.
