La llegada al área es espectacular: un camino de unos 8
        
        
          kilómetros, que bordea los huertos de naranjos. La
        
        
          mayoría de los huertos están tapiados y los árboles
        
        
          estaban cargados de naranjas. La noche, lluviosa, fue
        
        
          relajante y tranquila.
        
        
          Salimos al día siguiente, en dirección a Gandía,
        
        
          cruzando Barxeta y Barx, atravesando extensas zonas
        
        
          agrícolas repletas de frutales. A mí no me gustan las
        
        
          autopistas, prefiero las carreteras locales que cruzan
        
        
          entornos rurales. La primavera estaba haciendo brotar
        
        
          flores por todas partes, el paisaje era una delicia.
        
        
          Paramos a comer en el portet de Moraira, ya en
        
        
          Alicante. Para quien no lo conozca, el restaurante El
        
        
          Portet, es un lugar muy recomendable. Sus arroces