la cámara. Al anochecer, tuvimos la suerte de llegar a
la plaza de la iglesia cuando un grupo de jóvenes
bailaban y tocaban música popular con gaitas y
tambores. El sonido de las gaitas, sorprendente para
alguien que no conocía su existencia en Alicante, fue
muy bonito.
A la mañana siguiente, después de hacer una nueva
visita a las callejuelas de Altea, salimos a visitar la
población de La ucia. Está en un alto y desde allí se
tienen preciosas vistas de Polop, otra población
pintoresca situada al otro lado de un profundo valle.
El regreso fue sencillo y rápido, utilizando la autopista
para regresar a Benisanó. Queríamos aprovechar al
máximo el tiempo para disfrutar del sol que nos regaló
ese fin de semana. Ya estábamos con “cuerpo rutero” y
no queríamos irnos de allí. Pero había que regresar.
Vistas de la nucia