

Tras visitar el museo aprovechando que teníamos el tranvía al lado nos vamos al centro de la
haya en tranvia.
Intentamos comprar los tickets dentro del tranvía pero tenían roto el lector de tarjetas, así que
con más miedo que vergüenza nos bajamos aliviados pensando cuanta podría ser la multa en
estos países por colarte en el transporte público.
La haya fenomenal, nada impresionante pero muy amigable. Comemos de McDonalds y nos
bañamos en una fuente. Hacía mucho calor, demasiado.