Salimos del pueblo con “la miel en los labios” y siguiendo la E4, nos desviamos
después de Mjolby hacia la 206, carretera comarcal que nos llevará a Vadstena, pueblo
medieval que nos apetece mucho ver. La carretera es “contemplativa” y nos ofrece
bonitas vistas de casitas rodeadas de praderas verdes. Los valles en flor se suceden tras
nuestra ventana y las zonas de cultivo también, llamándonos la atención la presencia de
pájaros que no se asustan ni de los muñecotes que ponen los agricultores. No hay vallas
en el campo y da gusto verlo abierto, invitándote a disfrutar de él con su extenso manto
verde salpicado de lilas, rojos y blancos. Sólo nos quedan 7 kms. para Vadstena y tras
una Iglesia blanca típica de estas zonas, se abre ante nosotros una preciosa postal de
flores amarillas.
Desde lejos, lo primero que se divisa es el Castillo de la localidad, ya estamos en
Vadstena, un encantador pueblo medieval que nos encantaría. Aparcamos junto al
Castillo y su pequeño puerto. El Castillo fue un proyecto familiar de los primeros reyes
Vasa y alberga en sus aposentos superiores algunas piezas de mobiliario y pinturas de la
época, entre las que se incluye un Van Dyck. Atravesamos el puente que nos lleva al
patio del Castillo y aunque no vemos su interior porque está cerrado nos gusta su
aspecto exterior, su sensación de aplomo.