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La ciudad de
Metz
es la capital de la región de
al noreste de Francia. Su
patrimonio
arquitectónico
es la principal atracción, y está constituido sobre todo por monumentos
imponentes, capaces de sorprender a miles de turistas cada temporada.
Las maravillas comienzan en Metz apenas uno ingresa a la ciudad. Y esto no es una exageración.
Si uno llega en tren, lo primero para observar será la
estación
, que con su magnífica belleza nos
da una bienvenida inmejorable.
Todo en ella da la sensación de que se trata de una catedral de estilo románico.
Las
decoraciones talladas
representan escenas de guerreros, campesinos y personajes de la
vida cotidiana, y las inmensas
vidrieras
del más exquisito vitreaux deslumbran al refractar la luz
solar. Una inmensa torre que culmina en un
campanario
mide 300 metros de alto, y un reloj
modernista da un toque peculiar a esta edificación de principios del siglo XX.