Aquitaine y Midi-Pyrénées 2013
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La incorporación de la abadía de Moissac a la orden de Cluny* la transformo en una abadía
prestigiosa. Sobre los Caminos de Santiago de Compostela*, el conjunto de la abadía Saint Pierre
y el claustro, fueron clasificados patrimonio mundial de la UNESCO.
La abadía de Moissac
conoce su época de oro entre los siglos XI y XII. De este prolífico periodo
datan el claustro*, la iglesia* con su portal, el tímpano* y sus esculturas romanas. Estas
realizaciones de arquitectura y ornamentos testimonian de aquella abundancia cultural y rivalizan
en refinamiento con las iluminaciones de los manuscritos* de la biblioteca del monasterio. Estos
manuscritos producidos por el scriptorium, el taller de escritura de los monjes, fueron repatriados
a Paris por Colbert en el siglo XVII.
La tumultuosa Edad Media y los agitados siglos que la siguieron no escatimaron la abadía, que
supo adaptarse para su perennidad. En el siglo XVII la secularización disuelve la comunidad
religiosa: los monjes benedictinos son reemplazados por canónigos agustinos.
La Revolución Francesa pone fin a casi 1000 años de comunidad religiosa en Moissac. Las
posesiones de la abadía serán vendidas a particulares como bienes nacionales. El conjunto de
edificios sufre remodelaciones o nuevos destinos, cuando no son destruidos.
La abadía fue clasificada Monumento histórico en el año 1847, pero ya es demasiado tarde: la
construcción de la línea de ferrocarril Bordeaux-Sète produjo un desmembramiento en el recinto
sagrado destruyendo para siempre el refectorio. La vía del ferrocarril separa el sector sur de la
parte norte de la abadía. Del conjunto quedan hoy a descubrir el claustro y sus capillas, la iglesia
y su tímpano y la vivienda abacial.
En Moissac y sus alrededores, la uva Albilla se descubre sin
tabúes.
De la cosecha a la mesa, el racimo de Albillas exige muchos
cuidados. Una vez cosechados los racimos, se desechan las uvas
estropeadas. Este proceso se realiza manualmente. La pruina,
dorada y mate es garantía de calidad y cuidados. La uva Albilla es
un producto de excepción. Ella es cultivada en biodinámica, en el respeto del suelo y del medio
ambiente.
Una veintena de productores de la región de Moissac comparten esta pasión recibiendo a los
visitantes en el seno de sus fincas para hacerles descubrir el cultivo de estos frutos. El de la
Albilla es simple pero riguroso y exigente. De su deliciosa simplicidad, los más audaces cocineros
hacen maravillas: sorbetes, chutney. Los productores de Albilla se han asociado a gastronómicos
para intensificar los sabores.