Aquitaine y Midi-Pyrénées 2013
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Brueghel de Velours, un lienzo de Delacroix y un Bosque de Fontainebleau obra del bordelés Diaz
de la Pena. Citemos también un desnudo de Gervex que causó escándalo en 1878, y obras de
Kokoschka, Soutine, Matisse y el poscubista local, André Lhote.
Puerta de la Grosse Cloche.
Con sus dos torretas y su gran campana, ésta es una de las estampas más emblemáticas de
Burdeos. Esta puerta, salvada de la demolición de un campanario, es muy querida por los
bordeleses: tanto es así, que los reyes, cuando estaban descontentos, confiscaban la campana y
los relojes.
Place du Parlement.
La antigua plaza del Mercado es representativa del urbanismo de Luis XV por el ordenamiento de
sus casas, algunas de planta baja con arcadas, ventanas con impostas y máscaras ornamentales.
La balaustrada que corona las fachadas subraya la unidad del conjunto.
Iglesia de Notre-Dame.
Esta antigua capilla de los dominicos fue erigida a finales del s. XVII. El bajorrelieve de la portada
central, que representa a la Virgen entregando el rosario a Santo Domingo, dio nombre a la plaza.
La fachada, muy recargada, es de estilo jesuita. El interior de la iglesia impresiona por la pureza
de labra de la piedra. La decoración de hierro forjado contribuye a la nobleza del conjunto.
Espejo de agua.
Frente a la place de la Bourse por el lado del río, el espejo de agua con su losa de granito
imaginado por Michel Courajoud refleja las elegantes fachadas del s. XVIII gracias a un original
sistema de fuentes que alternan el efecto espejo (con 2 cm de agua) con el efecto bruma. Chicos
y grandes se han adueñado del lugar, que sirve para refrescarse, hacerse fotos descalzos… Un
lugar siempre en ebullición que no puede perderse.
Basílica de St-Michel.
Comenzada en 1350, la construcción se prolongó durante dos siglos; de ahí las numerosas
remodelaciones. El conjunto impone por sus dimensiones. Las vidrieras modernas, detrás del
altar mayor, son obra de Max Ingrand.
Museo de Arte Contemporáneo.
Acondicionado en el antiguo almacén Laîné de ultramarinos, construido en el s. XIX, este
inmenso local posee colecciones de arte contemporáneo presentadas en forma rotativa, y es
sede de grandes exposiciones, en ocasiones incluso de obras únicas que se adaptan bien a la
magnífica arquitectura del lugar.
Quai des Chartrons.
Al pie de las fachadas remozadas de los edificios del s. XVIII, el Quai des Chartrons ha cambiado
por completo de cara y ofrece hoy un nuevo espacio de vida a los bordeleses a orillas del Garona.
Tras la reconversión de los antiguos almacenes portuarios en lugares culturales o comerciales,
los bordeleses se han vuelto a encontrar con su río y han descubierto el placer de pasear (en bici,
patines o a pie) disfrutando de la vista del puerto de la Luna. No se pierda el mercado des
Chartrons, cerca del Skate Park.