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Ruta de los cuentos de los hermanos Grimm |

104

Él miró su pié y vio cómo la sangre se salía fuera del zapato y

cómo había manchado de rojo su media. Se dio media vuelta y

regresó a la casa de nuevo.

“Ésta tampoco es la correcta”, dijo él, “¿No tendrás otra

hija? “No,” dijo el hombre. “Sólo hay una pequeña

Cenicienta

deformada de mi primera esposa

, pero ella no puede ser la

novia”. El príncipe le dijo que se la enviara con él pero la

madre respondió, “Oh, no, ella está demasiado sucia y no

puede ser vista”.

Pero el príncipe insistió en ello y tuvieron que llamar a

Cenicienta. Ella antes se lavó las manos y la cara y entonces

fue y se reverenció ante el príncipe, quien le entregó el zapato

de oro. Se sentó sobre un taburete, metió el pié dentro del

zapato y encajó perfectamente. Cuando se levantó, el príncipe le miró a la cara y reconoció la

hermosa chica que había bailado con él. Gritó,

“Ella es mi verdadera novia.”

La madrastra y las dos hermanas estaban

horrorizadas y palidecieron de ira. El príncipe, sin

embargo, tomó a la Cenicienta en su caballo y se

alejó con ella. Al pasar por el avellano, las dos

palomas blancas gritaron:

No hay sangre en el zapato. El zapato no está

demasiado apretado, ¡Ésta es la novia correcta!

Después, ambas volaron hacia abajo y se posaron en los hombros de Cenicienta, una a la

derecha y la otra a la izquierda, y se quedaron sentadas allí.

Cuando la boda con el príncipe iba a celebrarse, las otras dos

hermanas llegaron, con ganas de ganarse el favor de la

Cenicienta y compartir su gran fortuna. Cuando la pareja

nupcial entró en la iglesia, la hermana mayor se acercó a su

lado derecho y la más joven de su lado izquierdo. Entonces

las

palomas le sacaron un ojo a cada una de ellas

. Después, al

salir de la iglesia, la mayor estaba en el lado izquierdo y

la más joven en el lado derecho, después

las palomas les

sacaron el otro ojo

. Y así, por su maldad y por mentirosas,

fueron castigadas con la ceguera para siempre.