UNA MATIZACIÓN:
Hoy comentamos la historia de Marga, de su entereza, de sus miedos, de su dolor, de sobreponerse a todo y entregarse a lo que la ciencia y la naturaleza propia le deparen. Ella luchará como lo está haciendo ahora pero..........
Marga está pasando lo que otras mujeres han pasado antes y desgraciadamente otras lo pasarán, ahora y en lo sucesivo. Algunas han quedado en el camino, afortunadamente cada vez menos.
He vivido de cerca situaciones similares -no todas son iguales- quizá sea un privilegio de la edad pero quiero aprovechar este momento para hacer una reflexión y en algún post, creo que esbozaba algo sobre esto.
Soy varón y he tenido la ocasión de recibir una lección constante del espiritu de sacrificio de la mujer, antes situaciones similares. No estoy generalizando; lo normal es la lucha, la entrega, el pasar por situaciones horribles, donde no se pueden controlar los pensamientos y todos van en una sola dirección. Es cierto que hay casos distintos pero confirma el dicho de que no hay regla sin excepción.
Es olvidarse de una misma para preocuparse por su entorno; por su pareja, por sus hijos, por sus padres. Es pensar de una forma obsesiva como proteger a su tribu, como preveer todo por si ella faltara. Es llorar en silencio por lo injusto, es llorar en silencio por el bienestar y el futuro de su familia sin ella. Es un contínuo sufrimiento, más allá del posible dolor físico, de las sesiones de radioterapia o quimioterapia y sus consecuencias. Es sentirse sin aliento y sacar fuerzas de flaqueza para que no se note tanto el dolor y alguna de las muchas limitaciones y consecuencias de cada tratamiento. Es procurar mantener la sonrisa, el amor, el cariño y la dedicación a lo suyos para que no se sientan mal.
Es un esfuerzo contínuo para vestir de normalidad, una situación anormal y llena de riesgos.
Soy varón y es posible que yo, que me considero una persona dura, sin miedo a la muerte, que me han enseñado desde pequeño que es algo normal, natural y nuestro destino sin excepciones; que no creo, ni espero ningún paraiso, despúes de la marcha, es posible que no llegue a la altura de la capacidad de entrega y sacrificio de una mujer, ante una situación similar.
Hoy es Marga, a quien conozco; antes he conocido a otras "Margas" y la conclusión que ya tenía elaborada, antes del tema de la enfermedad de Marga, es que la mujer, en situaciones límite, es un verdadero ejemplo de entereza, de lucha contínua para salir adelante; la mayoría de la veces, no por ella misma. La mayoría de la veces por amor, entrega y una protección a los suyos, a quienes se niega a abandonar y considera que el morirse es como desertar de sus obligaciones para los suyos. No los puede dejar solos, nadie los quiere como ella los quiere y no es justo privarles de su presencia en todas las facetas del desarrollo de su futuro.
No es egoismo, no es miedo a partir..............es un verdadero acto de amor y de entrega.
Por todas las mujeres, por todas las "Margas" por su capacidad de entrega y por su lucha por los suyos.