Un recorrido por la memoria

Francia, Luxemburgo y Bélgica, un recorrido por la memoria 240 alto de las torres y murallas, de tejados en forma puntiaguda, y de ventanas del estilo de la época. De esta época quedan las ruinas del antiguo castillo señorial de los obispos, los fuertes trogloditas, las murallas de la antigua fortaleza, reforzados en el año 1662 antes de ser derribados al inicio del Siglo XVIII, y las casas fortificadas de los nobles, donde destaca el caserío de la familia Tarde, dominando siempre el corazón del poblado. Jean Tarde, uno de los iconos más importantes de la región, nació en La Roque-Gageac, sobre el año 1561, y sus "Crónicas" son la base de la historia medieval del pueblo. Fue un prestigioso astrónomo, filósofo, matemático, arqueólogo, teólogo e historiador, fue defensor del dogma, y el Vicario General del obispo de Sarlat. En un viaje a Roma, trasladó su telescopio, el cual se lo había entregado Galileo. Este regalo le permitió apoyar las teorías de Copérnico, demostrando que los astros giran alrededor del sol y sobre ellos mismos. Sin embargo, estas teorías fueron rechazadas totalmente por la iglesia y se vio obligado a retractar estas ideas delante del tribunal de la inquisición. Jean de Tarde murió en 1636 y su final marcó el declive de La Roque-Gageac. Cuando Geoffroy de Vivans, famoso capitán Hugonote y señor de Doissac, se trasladó a La Roque-Gageac en el año 1589, el castillo del obispo y las casas de los nobles comenzaban ya a deteriorarse, y muchas estaban ya abandonadas. Entonces, el pueblo fue vendido por el obispo a un señor de Salignac. Durante la Fronda, a pesar del estado bastante deteriorado del recinto, los habitantes resistieron a los ataques de Marsin, un teniente del príncipe de Condé. En la época de Luis XIV, la legislación de 1669 sobre los derechos de la pesca dio el río al rey y privilegió la navegación, aplicando una ley que señalaba que todas las barcas que navegaran por los ríos tenían que pagar un tributo, y que todos los barcos mercantes debían pagar según las mercancías que transportaban, todo esto en detrimento de los pescadores. Después de la revolución, las leyes se intensificaron e hicieron de La Roque-Gageac un puerto muy importante. Pasó a ser un centro comercial, pero, a pesar de todo, continuaba siendo un pueblo de pescadores. Después de la Segunda Guerra Mundial, La Roque-Gageac se renovó antes de conocer la catástrofe de enero de 1957: un bloque de 5000 m3 de roca se separó y cayó al pueblo, destruyendo una decena de casas, matando a 3 personas y cortando la carretera durante varios años. La disolución de la calcita fue la que provocó el desprendimiento de la roca. La Roque-Gageac se tuvo que reconstruir con un nuevo aspecto, pero sin traicionar a sus peculiaridades, esto le permitió adjudicarse el título de los "Los pueblos más bonitos de Francia" hace algunos años atrás, y logró obtener la tercera posición, solamente superado por Monte Saint-Michel y Rocamadour. Cerca de la iglesia se encuentra un jardín tropical, cultivado por un científico, director de medio

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