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Continuamos dirección Risani y dejando la carretera general por una
pista ondulada y donde los tornillos de la Ac se aflojan accedemos al Albergue
Tombuctú uno de los más formales y de fácil acceso en esta región de Erg
Chebbi, concertamos con el hijo del dueño la llegada de las 12 Ac. para que
tengamos reservada la zona de acampada los camellos y los Land Rover para
los participantes, pretenden invitarnos a comer pero como sabemos que no
nos van a cobrar declinamos la invitación, después nos volvemos a Rizan y
alquilamos un Land Rover para dar una vuelta por la zona, para verla in situ,
pedimos que nos lleve el conductor a los lagos formados por las lluvias,
maravilloso el paisaje, bajo las grandes dunas de arena roja, brillaba el agua y
las aves llenaban las orillas un espectáculo increíble e inusual, hay otros dos
lagos más, formados por la lluvia y que hoy es posible ver gracias a las
inundaciones de Noviembre cosa que no se veía en lo menos 20 años o más,
era habitual verlo cuando nuestros hijos eran niños, y hoy son padres.
Recorremos los inmensos mares de arena que el conductor conoce
muy bien y nos produce la sensación de tranquilidad yendo con el, y no como
cuando hemos ido solos con el Tt. y nos hemos perdido.
Maravillosas las piceas, esas raíces de la pobre vegetación sahariana
que bajan metros y metros en el subsuelo buscando gotitas de humedad, y
cuando la encuentran emprenden un veloz camino al exterior convertidas en
una flor, fibrosas y duras como el cuero de un brillante color amarillo que lucen
entre el brillo de los cristales de arena creando unos jardines extrañísimos,
pero tan hermosos que se te abre el alma al contemplarlas, comemos pan, y
fruta, paramos en un cafetín donde mientras Enrique y el conductor toman
café, me quedo en la puerta jugando con dos niñitas con el culete al aire con
unos vestiditos, casi trapos, a los que no se pueden dar el nombre de vestidos,
me prometo cuando vuelva con el grupo traerles ropitas, como así hicimos
cumpliendo la promesa, ademas, Muo de Cáceres nos dió zapatos para ellas y
toda la familia, y Juanma juguetes, cientos de juguetes, cumplí mi promesa
con la generosidad de los demás, regresamos y dormimos en el camping de
Erfoud, donde el empleado nos marea pidiendo de todo siendo este individuo a
quien menos le hace falta. Una bellísima noche con las estrellas como techo y
el croar de las ranas.
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